BLYDE– PU FIRMÓ EL “FONDO SALVAVIDAS” AL RÉGIMEN
- Obtener enlace
- X
- Correo electrónico
- Otras aplicaciones
► LEDEZMA SUGIRIÓ QUE SE INCLUYA A LAS VIUDAS DE ALBÁN Y ACOSTA
ARÉVALO EN LA DELEGACIÓN DEL DIÁLOGO
·
Antonio Ledezma, divulgó una
carta dirigida a Gerardo Blyde, coordinador de la Plataforma
Unitaria en la negociación en México, en la que sugiere que se incorpore a la
delegación opositora a las viudas del capitán Rafael Acosta Arévalo y el
exconcejal Fernando Albán, asesinados en los centros de tortura del régimen.
“Muchos venezolanos nos
preguntamos ¿Por
qué no se incorpora a esa mesa de diálogo
a la viuda del Capitán Rafael Acosta Arévalo (Q.E.P.D), la Sra. Waleswka Pérez
o a la viuda del concejal Fernando Albán (Q.E.P.D), Sra. Meudi Osio? Una de
ellas pudiera, perfectamente, representar a todas las víctimas de asesinatos,
torturas, y detenciones arbitrarias, procedimientos violatorios de los derechos
humanos de los que son responsables, tanto Nicolás Maduro, como
sus más cercanos colaboradores”, planteó Ledezma en su escrito.
Blyde-PU, punto por punto
El
jefe de la delegación de la Plataforma Unitaria en el diálogo, Gerardo Blyde,
explicó los puntos del acuerdo social que se
firmó en México tras retomar las negociaciones.
Durante
una entrevista en Circuito Éxitos de Unión Radio, Blyde
señaló que, en la fase siguiente, se profundizarán en diversos temas como
«derechos humanos, presos políticos y condiciones electorales».
Los
más resaltantes:
-
Crisis
humanitaria
Blyde
reconoció que hay una «crisis humanitaria en Venezuela» que debe ser atendida
y «no solamente
rasgarse las vestiduras».
“No
ha posibilidad de asistencia ni
en las redes de hospitales, las escuelas están en estado
deplorable, así como todo el sistema de educación. El sistema eléctrico
nacional igual, el país sufre de apagones constantes que interfieren en la
atención en salud», dijo.
En
ese sentido, indicó que
se debía «atender lo urgente», para luego ocuparse de lo
importante. «No es despreciar ningún tema, pero todos los temas estaban pautados el
año pasado”, dijo.
- Una
herramienta y no un fin
Señaló
que el diálogo se retoma «como una herramienta, no como un fin».
Dicho
lo anterior, señaló: «Si no existe esa herramienta, ¿qué tenemos para poder
lograr ayudar a la gente que más lo necesita, pero también para buscar el
regreso de los derechos políticos, respeto a derechos humanos y reinstitucionalización del
país?».
«No
conozco otra herramienta, en los procesos de crisis y enfrentamientos más
duros, los procesos
de negociación han dado resultado en otros países. Si alguien
conoce otra forma, que lo diga”, agregó.
- Acuerdo
para programas sociales
Explicó
que en el encuentro del fin de semana se logró un «acuerdo social para la
protección del pueblo venezolano que implica uso de fondos protegidos en el
exterior, o como lo
llaman ellos (el gobierno) bloqueados o sancionados».
A
juicio de Blyde, esos fondos no existirían «si no estuvieran los sanciones,
porque ya ellos (el gobierno) se
los hubiesen tragado».
Con
respecto a los fondos, detalló que se destinarán a programas en materia de
educación, salud y electricidad para los venezolanos, «porque son fondos de todos».
«En un principio, hablamos de $3.000 millones. En el
Plan País se habló de $38.000 millones. Venezuela no tiene esa cantidad ni en
reservas, ni en fondos protegidos”, aclaró.
Asimismo,
indicó que esos fondos no se otorgarán al gobierno de Maduro, sino que se protegerán a través de las
Naciones Unidas.
“Se
creará un fondo fiduciario, que progresivamente, se irá alimentando con estos
recursos que están en distintas partes del mundo», acotó.
Por
otra parte, señaló que ahora se deberá hacer un trabajo de implementación para «crear y alimentar esos fondos», con
los cuales, posteriormente, se ejecutarán los programas a través de las
agencias de la ONU:
PNUD, OPS, Programa Mundial de Alimentos, entre otras.
«Hay
que suscribir un acta de creación del fondo con Naciones Unidas. Es el fondo
más importante que jamás ha manejado la ONU”, refirió.
- Determinación
de prioridades
Según
el jefe de la delegación opositora, se llevó a cabo un «trabajo minucioso para crear un marco
programático», que es un anexo al acuerdo suscrito.
«Con
técnicos de ambas partes se determinaron las prioridades sobre las cuáles
íbamos a trabajar, los hospitales en los que se va invertir el dinero, así como
las prioridades para
estabilizar el sistema eléctrico», dijo.
Sin
embargo, señaló que no se pueden crear «falsas expectativas, porque el recurso
es finito».
«Ahorita
estamos como si estuviésemos atendiendo al paciente que necesita los primeros
auxilios para sobrevivir”, explicó.
- Ejecución
por fases y control de la ONU de los recursos
De
acuerdo con la explicación de Gerardo Blyde, los proyectos se ejecutarán por
tres fases y, tomando en cuenta que es algo progresivo.
- Precisó que la ejecución podría abarcar unos tres años.
“Lo
importante es que se ejecutarán con la transparencia que indican que la
ONU y sus agencias
harán procesos de licitación y contratación públicos, para
que todo el mundo pueda acceder a la información y no haya cifras oscuras o
contrataciones a dedo», dijo.
Indicó también que el Programa Mundial de
Alimentos aumentará su apoyo a venezolanos en absoluta pobreza, «con lo que se
va a incrementar el número de venezolanos, se atenderá a un millón de
venezolanos más y, posiblemente, esos efectos se verán a finales de enero».
Además,
explicó que la ejecución del acuerdo social «llevará una serie de reuniones en
Venezuela y afuera para poder implementarlo, las cosas que se firman no pueden
quedar en el aire”.
- Presos
políticos y condiciones electorales, los próximos temas a abordar
Blyde
comentó que ahora es que vendrá un proceso de negociación «fuerte», ya que la
mesa de negociación abordará puntos álgidos de la situación política en
Venezuela.
“Ahora vamos a profundizar en
muchos temas, como derechos humanos, presos políticos, condiciones electorales. Vamos a eso y eso es lo que viene. Se firmó este acuerdo, ahora
entramos a la agenda política, pero no podemos decir fechas. Ojalá sea este
año”, finalizó.
Antonio Ledezma - Los españoles en medio de agrias confrontaciones, fueron capaces de acordarse para definir, en la Constitución aprobada en 1978, la monarquía parlamentaria como una forma de gobierno que tiene en el pueblo al verdadero soberano, dejando al monarca solo poderes arbitrales y moderados. Con ese acuerdo fue posible superar todo tipo de tensiones que, por más de dos siglos, mantuvieron monárquicos y republicanos.
Un conflicto lo representaba el choque entre los que defendían el Estado Confesional y otros el Estado Laico. No menos discordia afloró cuando se dispusieron los dialoguistas a remediar las diferencias entre los que defendían el Estado centralizado, el Estado plural y desde otro ángulo los que apuntaban a darle potestades más amplias a las regiones de España. Así lo precisa Alfonso Guerra, en su libro La España en la que creo.
En definitiva, esos líderes fueron capaces de sentarse a
conversar, conscientes, de que de esas deliberaciones sacarían algo positivo
para sus tendencias, pero que también debían estar prevenidos a la hora de
ceder posiciones, como lo hizo Santiago Carrillo, el emblemático líder del
Partido Comunista de España, que terminó reconociendo la monarquía, pero en
contraprestación se llevó el aval del rey Juan Carlos, de Manuel Fraga y de
Adolfo Suárez, dirigentes relacionados con el franquismo, para que su partido
terminara siendo legalizado.
En Suráfrica, Nelson Mandela y F. W. De Klerk protagonizaron un
histórico diálogo, sin no menos tensiones que las que amenazaban la continuidad
de los diálogos españoles que dieron lugar a los Pactos de La Moncloa. Después
de intensos debates, ambos líderes acordaron derogar las leyes
segregacionistas, liberar a varios políticos negros encarcelados, entre ellos a
Nelson Mandela, legalizar el Congreso Nacional Africano (ANC) y dotar al país
de una nueva Constitución no racista. Esos protocolos fueron firmados por los
líderes de ambos polos opuestos, para seguidamente ser honrados y reconfirmados
en elecciones libres y soberanas. Mandela, mientras dialogaba, no dejó de defender
su tesis de la no violencia con la que inspiraba una política de transformación
cultural que condujera a profundos cambios en la forma de relacionarse los
seres humanos. Algo relevante es que después que Mandela asume el poder, su
adversario, De Klerk, fue su vicepresidente durante dos años.
En Brasil, gobernó, férreamente, una dictadura militar entre los
años 1964 y 1985. Frances Hagopian, profesora de la Universidad de Harvard, en
una investigación realizada por Sergio Bitar y Abraham F. Lowenthal y compilada
en el ensayo Transiciones
democráticas, opina que “durante la mitad de ese período, la
oposición siguió pacientemente las normas establecidas por el régimen en una
larguísima transición a la democracia”. Para Hagopian esa conducta “fue didáctica
en materia de democratización por las estrategias adoptadas, tanto por los
autócratas como por los líderes demócratas, decisiones que dieron lugar a una
transición pacífica”.
Fue clave para avanzar las fisuras que se produjeron entre las
facciones más duras de los militares, eso dio lugar a que el general Ernesto
Geisel, en funciones de nuevo presidente, relajara y redujera las censuras a la
prensa y permitiera mayor libertad de expresión. Hagopian relata que, “tras
siete años de tasas de crecimiento de dos dígitos, estabilidad política y
social y una oposición tan desanimada que se había planteado disolverse en
1972, le dio la confianza suficiente para que Geisel creyera que el régimen
ganaría elecciones competitivas”.
La oposición era consciente de que la transición no se daría
mediante un asalto frontal a la fortificación del régimen, sino sitiándolo
hasta que los de adentro estuvieran listos para negociar. Se fueron nucleando
una vibrante sociedad civil y una Iglesia Católica condenando la represión. Para
intentar dividir a la oposición el régimen facilitó la creación de partidos
políticos nuevos a partir de 1979. Esa táctica dio sus frutos ya que se
constituyeron cinco partidos nuevos y la oposición se dividió. Sin embargo, la
oposición acudió a las elecciones y ganaron diez gobernaciones. Fernando
Henrique Cardoso fue protagonista de ese proceso y actuó inspirado en el modelo
de la transición española. Lo que intento resaltar es que de esos diálogos de
Brasil, siempre la oposición le sacaba una buena tajada al régimen.
En otro ámbito, contra todo pronóstico, en Uruguay celebraron el
30 de noviembre de 1980 un plebiscito, en el que salió victorioso el «No». Y
aunque el régimen no cesó en su plan de hostigamiento a la población a través
del exilio, el encarcelamiento y la tortura, el resultado había dejado
desbalanceado tanto a los militares como a la oposición, la ciudadanía y la
comunidad internacional.
En Chile, líderes políticos como el expresidente Eduardo Frei
Montalva vieron con interés la experiencia de Uruguay, dice David Altman,
académico del Instituto de Ciencia Política de la Universidad Católica, citado
en una interesante crónica escrita por la periodista Paula Molina en el año
2018 para la BBC, quien recuerda que “el plebiscito chileno tuvo lugar el 5 de
octubre de 1988, pero su mecanismo se había echado a andar en 1980, cuando, en
otro referéndum, se había aprobado la Constitución diseñada bajo el dominio
pinochetista. En el marco de esa nueva carta magna, el régimen militar se
obligaba a sí mismo a someter a un plebiscito la propuesta de Pinochet de
mantenerse en el poder hasta 1997”.
La analista tiene presente que participar en ese plebiscito,
constituía un desafío a una regla política bien comprobada: que los líderes no
democráticos no pierden las elecciones. O como planteaba Anastasio Somoza, en
Nicaragua, que “no importa quién gane la elección, sino quién gana los
conteos”. Además, las estadísticas no eran para entusiasmar: de más de 250
plebiscitos o votaciones de ese mismo tenor cumplidas en países sin democracia
plena, sólo tres fueron ganados por la oposición, Uruguay, Chile y Zimbabue.
La virtud de los líderes opositores en Chile fue que en los años
1988, 1989 y 1990, tanto políticos de centro y de izquierda resolvieron
procurar un mecanismo de hacer política que distara de aquel modo de
confrontaciones fratricidas que privó en los años sesenta y setenta. Las
discrepancias radicales entre el Partido Demócrata Cristiano y la izquierda
desencadenó en el decrecimiento de la convivencia en democracia en Chile en
1973. Había que asimilar esa amarga experiencia como una lección. Paula Molina
hilvana lo afirmado por el profesor de Harvard, Steven Levitsky para quien
“esos políticos aprendieron de sus errores, aprendieron durante Pinochet cuál
era el costo de la polarización y pudieron establecer nuevas reglas del juego
que permitieran hacer funcionar la democracia. Y eso me parece que fue uno de
los logros y una de las lecciones más importantes de la transición chilena».
La Constitución que se dio a sí mismo Pinochet sirvió en bandeja
de plata la figura del plebiscito que una oposición articulada activó para
involucrar a una ciudadanía dispuesta a defender la democracia. Lograron cantar
victoria.
Ahora
veamos cuál es la diferencia con el panorama actual de Venezuela.
Hugo Chávez se dio también una nueva Constitución en la que
incorporó el dispositivo del referéndum revocatorio en Venezuela. Ese artículo
fue esgrimido por la oposición venezolana en el año 2004. La diferencia actual
del caso Venezuela con la de Chile de aquellos años ochenta es que el Alto
Mando Militar chileno no estaba comprometido con carteles de drogas ni amarrado
a los intereses del régimen encabezado por Pinochet, mediante artimañas de
corrupción, por eso fueron capaces de advertirle a Pinochet que “habiendo
perdido el plebiscito tenía que prepararse para entregar el poder, si en las
elecciones en las que estaba llamado a competir no lo favorecía la mayoría de
los ciudadanos chilenos”.
En Chile, de los diálogos surgieron acuerdos importantes como la
figura de que Pinochet continuará al frente de la institución militar una vez
que entregará la presidencia al sucesor designado en elecciones libres.
Eso representaba, sin dudas, “tragarse un sapo con plumas”. Pero
en lo que va de diálogos en Venezuela los sapos nos los hemos tragado los
venezolanos demócratas, mientras que el régimen se lleva todos los dulces.
Los resultados de la docena de diálogos emprendidos desde
Venezuela, evidencian que en nada se aplica la ecuación de ganar-ganar que
instrumentaron los surafricanos, los brasileños, los españoles y los chilenos.
En esas operaciones negociadoras tanto Chávez como ahora Maduro se llevaban todos los réditos, desde
ganar tiempo, confundir a la comunidad internacional y dividir a la dirigencia
opositora, dejando desánimo y frustraciones en el campo opositor.
Esa experiencia debería servir para tomar previsiones a la hora de
retomar cualquier proceso dialoguista, ya que si no se modifica la manera de
actuar en esas mesas, seguiremos padeciendo de los mismos resultados.
- Obtener enlace
- X
- Correo electrónico
- Otras aplicaciones
_.jpg)


Comentarios
Publicar un comentario