MADURO SE DEVORA A LA PACHAMAMA
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Ilustración : Raul Azuaje
- DEFORESTACIÓN DE LA AMAZONÍA, UNA EPIDEMIA
AMBIENTAL
- ¡PARAR EL EXPOLIO DEL ESEQUIBO! - Héctor Faúndez
- FARC y ELN DESTRUYEN SELVAS DEL ARCO
MINERO
- EL "ARCO" ES LA CAJA CHICA DE MADURO
- Lejos del foco
mundial que ocupó la Amazonía con los incendios registrados en 2019, el año
2020 fue mucho más dramático con un aumento del 17 % sobre el ejercicio
anterior, causado sobre todo por incendios forestales mucho más graves.
- El más fragil
ecosistema está siendo devastado por la acción bárbara de una minería
depredadora y criminal en el "arco minero del Orinoco". El daño de
muerte causado sobre rios, quebradas, manantiales, bosques, habitat, paisajes
naturales, es irreversible.
- Una investigación
realizada por SOS Orinoco indicó que la minería e ilegal constituye actualmente
la actividad económica más importante en el estado Bolívar, en torno a la cual
se desarrollan otras asociadas a la provisión de bienes y servicios, muchas
vinculadas al contrabando, tráfico de drogas, armas, personas, explotación
laboral y sexual, entre otras, manejadas por grupos de delincuencia organizada
Rio Verde - El tepuy o tepui es una clase de meseta especialmente abrupta, con paredes verticales y cimas relativamente planas (aunque no en todos los casos) característica del escudo guayanés, principalmente en la zona de la Gran Sabana venezolana. Suele estar compuesto de cuarcitas y areniscas con algunos lechos delgados de pizarra. Igualmente es posible encontrar estas singulares formaciones en menores cantidades y tamaños en el límite con los países vecinos como Guyana y Brasil. Estas montañas son las formaciones expuestas más antiguas en el planeta; su origen data del Precámbrico. Son un complejo entre la frontera norte del río Amazonas y el Orinoco, entre la costa Atlántica y el río Negro. A lo largo del curso de la historia de la Tierra, la meseta se erosionó, y se formaron los tepuyes. Su nombre proviene de una voz del idioma indígena pemón, que significa montaña o morada de los dioses. Los tepuyes tienden a estar individualmente aislados en vez de formar parte de una cadena común. Esta característica frecuentemente los hace ser el ambiente en donde se desarrollan formas evolutivas únicas tanto animales como vegetales. Actualmente los tepuyes están protegidos por las leyes venezolanas bajo la figura de Monumentos Naturales y solo a algunos de ellos está permitido el ascenso. Sobre las cimas de estos tepuyes nacen ríos y gigantescas cataratas, siendo la más conocida el Salto Ángel, la cascada más alta del mundo. El escritor escocés Arthur Conan Doyle imaginó en su novela “El mundo perdido” en el que sus cimas eran el hábitat de enormes dinosaurios.
El grupo de investigación “SOS Orinoco” continúa haciendo conciencia sobre las
consecuencias devastadoras que tiene la minería ilegal en el medio ambiente y
en la sociedad. En esta ocasión filmaron un documental sobre el Arco Minero del
Orinoco, para visibilizar el desastre humano y ecológico que dicen se está
desarrollando en Venezuela.
Foto Luis Velutini - Marijul Narváez
El verdadero “mundo
perdido”: las tierras altas de Guayana
Islas en el tiempo,
separadas de las tierras bajas circundantes desde hace decenas de millones de
años, erigidas sobre muros de entre 1.000 y 2.900 metros de altura.
Las cimas de los
tepuyes fueron alguna vez la superficie de una gran planicie que, por la acción
erosiva del clima y de la geología durante miles de millones de años, fue
hundiéndose progresivamente. Se trata de uno de los lugares más antiguos de la
tierra, con dos mil millones de años de antigüedad: datan del periodo
precámbrico. Bajo esas fantásticas mesetas super abruptas llamadas tepuyes, se
pueden observar impresionantes formaciones geológicas típicas del escudo
guayanés, que resguardan fauna y flora única.
En total hay unos 60
tepuyes que abarcan varios países latinoamericanos, lo que dificulta su gestión
y conservación, su belleza y su singularidad han servido de inspiración tanto a
la literatura como al cine. Arthur Conan Doyle ambientó su novela El mundo
perdido en este lugar y uno de los tepuyes era la meta que debía alcanzar
el protagonista de la película de Pixar Up. Este Gran Paraíso, no
deja de inspirar. El complejo y exuberante mundo que ideó James Cameron
para Avatar requirió el arte del venezolano Luis Pagés, director de
efectos visuales, quien se inspiró en El Salto Ángel, con sus 979 metros de
altura, en el Parque Nacional Canaima, para crear las cascadas de la película.
Así que Venezuela y sus impresionantes tepuyes fueron admirados por millones de
espectadores en todo el mundo y Luis Pagés recogió uno de los tres Oscar que la
película ganó en 2010: Mejores Efectos Visuales.
Pero toda su
belleza es superficial en comparación con el valor ecológico que tiene para los
científicos, un gigantesco laboratorio natural donde, debido a su difícil
accesibilidad, las comunidades naturales han evolucionado de forma aislada,
albergan una riqueza florística incalculable: 90% de los tepuyes no han sido
escalados, algunos han sido visitados mediante avión, globo o helicóptero, pero
se puede decir que, en su conjunto, permanecen tan inexplorados, sabemos mucho
más de los planetas y satélites de nuestro sistema que sobre los tepuyes.
En este sentido,
muchas especies de plantas y animales que habitan en los tepuyes aún no han
sido clasificadas; se estima que muchas de estas no han sido descubiertas.
En 1956, la
Universidad Central de Venezuela realizó una expedición multidisciplinaria al
Auyantepui, encabezada por Willy Ossott, vicerrector de la UCV, y por Diego
Texera, director de la Escuela de Biología. En esta expedición se colectaron
2.822 insectos, incluía 816 lepidópteros (552 polillas y 264 mariposas)
pertenecientes a diversas familias, aves, mamíferos, anfibios, y reptiles han
sido descritos por distintas expediciones científica, lo que da cuenta del
valor biológico de las tierras altas de Guayana.
En 2010, un equipo
de investigadores descubrió la presencia de 13 plantas invasoras en la cima del
Roraima. Esas plantas no pertenecían ni al Roraima, ni a ningún otro Tepuy y
dos de ellas son especialmente agresivas, las gramíneas Polypogonelongatus y
Poa annua. En aquel momento no se le dio mucha importancia, pero en una visita
posterior los investigadores han comprobado mediante un estudio profundo y
detallado que esas plantas ya se han extendido por varios puntos de la cima del
Tepui, las amenazas crecen con la minería presente en las áreas circundantes y
el turismo sin control.
Los tepuyes, estos
silenciosos testigos del paso de incontables eras geológicas, permanecen allí
como mudos monumentos a la evolución, la selección natural y el misterio del
remoto pasado de la Tierra, esperando, simplemente, que el hombre se atreva a
descubrirlos. El verdadero “mundo perdido” aguarda allí para brindar sus
secretos a la ciencia y a la humanidad, sin embargo, para saber con exactitud
que se está protegiendo, debemos hacer mayores esfuerzos para conocer y
estudiar sus especies y sus intrincadas interacciones, porque conocer es
proteger les invitamos a explorar las maravillas de las tierras altas de
Guayana. - El Nacional
El régimen
sobrevive … saqueando
El Arco Minero del
Orinoco representa una política esencial para mantener en el poder al régimen
de Nicolás Maduro, pues les ha permitido sobrevivir mediante el saqueo del
patrimonio de la nación a través de una estructura conformada por delincuencia
organizada que es gestionada por la cúpula militar venezolana. Así lo concluyó
una investigación realizada por SOS Orinoco.
“El sector minero
informal e ilegal constituye actualmente la actividad económica más importante
en el estado Bolívar, en torno a la cual se desarrollan otras asociadas a la
provisión de bienes y servicios, muchas vinculadas al contrabando, tráfico de
drogas, armas, personas, explotación laboral y sexual, entre otras, manejadas
por grupos de delincuencia organizada”, indicó el informe que abarca estudios
en el Arco Minero desde 2016 a febrero de 2021.
El estudio explicó
que la minería en el país se encuentra estructurada en varias fases: en un
principio, colectivos de mineros informales hacen la primera oleada de
extracción de oro con mercurio y métodos gravimétricos; luego, grupos armados
irregulares e ilegales son contratados para capturar eficientemente gran parte
de esa producción y conducirla a sus propias manos. Por último, la
estrategia es establecer numerosas plantas industriales de cianuración
(actualmente son al menos 13) absolutamente controladas por agentes del Estado.
“La actividad
minera tiene un nuevo actor fundamental: la guerrilla colombiana, que opera
bajo acuerdos con el sector político-militar”, indicó el informe.
Los expertos
explicaron que ante la caída de los ingresos petroleros y el colapso de la
industria petrolera, el régimen de Maduro recurrió a la minería, especialmente
la de oro, por su rentabilidad, facilidad, baja inversión relativa, inmediatez
de la comerciabilidad y poca trazabilidad.
¡PARAR EL EXPOLIO DEL ESEQUIBO!
Héctor Faúndez – El Nacional:- Desde que el gobierno
de Chávez no impidió -o no condicionó- la realización de proyectos de
infraestructura en el Esequibo, y particularmente desde abril de 2013, cuando
Maduro guardo silencio frente a las concesiones petroleras que Guyana comenzaba
a otorgar en la zona en reclamación, ha habido un saqueo incesante de los
recursos madereros, minerales y petroleros de esa zona, realizado con la
complicidad de grandes corporaciones transnacionales, de China y otros.
Esta circunstancia se
ve agravada por las concesiones otorgadas en la plataforma continental y en la
zona marítima, que son una proyección del espacio terrestre en reclamación, y
sobre los que, mientras no haya un pronunciamiento sobre la nulidad o validez
del laudo de París, Guyana no puede ejercer derechos soberanos. Además, la
emisión de gases contaminantes, derivados de la explotación sin control de los
nuevos campos petroleros y de la actividad minera, ha incrementado la
deforestación de los bosques nativos. Si, finalmente (dentro de unos cuatro o
cinco años), la Corte Internacional de Justicia determinara que el laudo es
nulo y que, como “cuestión conexa”, ese territorio pertenece a
Venezuela, ya se habría producido un daño significativo, no sólo en términos
patrimoniales sino también ecológicos, que habría hecho del Esequibo una tierra
arrasada, y que haría que la sentencia que dictara la Corte perdiera muchos de
sus efectos. Sobra decir que la persistencia de esta situación puede generar
daños irreparables para el medio ambiente, la propiedad y la calidad de vida de
las personas que residen en los sitios aledaños. Hay que impedir que esto
continúe ocurriendo, y hay que hacerlo ya. Paradójicamente, quienes son
responsables de que esto pasara, son también quienes pueden detenerlo. Si, de
parte del gobierno de Venezuela, existe interés en actuar, eso es otra
cuestión.
Las medidas provisionales -o cautelares- son una herramienta de uso
frecuente en el Derecho interno de los Estados, y están previstas en el
Estatuto y en el Reglamento de la Corte Internacional de Justicia. Según estos
instrumentos jurídicos, cualquiera de las partes en un procedimiento en curso
ante la CIJ puede, en cualquier momento, solicitar se dicten medidas
provisionales para resguardar sus derechos en relación con el caso que está
siendo objeto de examen. En espera de que la Corte se reúna y decida sobre esa
solicitud de medidas provisionales, la presidente de la Corte podría pedir a
las partes que se comporten de una manera que no impida que la resolución que
luego pueda adoptar el Tribunal cumpla su propósito, y tenga un efecto útil.
¡Venezuela puede -y debe- pedir medidas provisionales a la CIJ!
En el presente caso, a fin de asegurar los derechos de las partes
mientras no haya una sentencia definitiva, Venezuela debería solicitar a la
CIJ:
1) que Guyana cese de otorgar nuevas concesiones para la exploración
o explotación petrolera, minera, forestal o de cualquier otra naturaleza, en la
zona en disputa;
2) que se disponga la paralización de todas las actividades de
exploración o explotación de la riqueza petrolera, minera, forestal o de otra
naturaleza, en la zona que es objeto de controversia, incluyendo la plataforma
continental y el mar territorial adyacente a la misma;
3) respecto de las utilidades obtenidas de la explotación de los
recursos naturales del Esequibo, que se disponga que ellas sean depositadas en
un fondo fiduciario, a ser entregado a la parte que resulte ganadora en esta
controversia judicial;
4) que se disponga que Guyana debe abstenerse de realizar cualquier
acto que pueda perjudicar los derechos de Venezuela en el territorio en
disputa;
5) que se ordene a Guyana abstenerse de realizar cualquier acto que
pueda restar eficacia a la sentencia que la Corte pueda dictar en relación con
los méritos de este caso; y
6) que la Corte ordene a Guyana informar a la CIJ, cada seis meses o
periódicamente, de las medidas adoptadas para dar cumplimiento a lo acordado
por ella en su resolución sobre medidas provisionales.
En otros procedimientos internacionales, a partir de una apariencia de
buen derecho y de la necesidad de evitar un daño grave, quien solicita medidas
preliminares está exonerado de aportar plena prueba de lo que alega, y el
tribunal puede otorgar dichas medidas, incluso sin oír a la parte contraria.
Ese no es el caso en un procedimiento de este tipo ante la Corte Internacional
de Justicia, que fijará una audiencia para oír los argumentos de las partes.
Por ende, habrá que presentar pruebas de los presuntos daños y, eventualmente,
de su carácter irreparable. Algunos de esos daños, por ser un hecho público y
notorio, derivado de las concesiones petroleras otorgadas por Guyana en la zona
en disputa, no requieren prueba adicional; otros (como los daños ambientales, o
el menoscabo a los derechos de las partes), pueden presumirse de la naturaleza
de la actividad realizada; en fin, otros, tendrán que probarse. Pero éste no es
motivo para desistir de reclamar lo que a Venezuela en justicia le corresponde.
Si la solicitud de medidas provisionales no está bien fundamentada, no
puede descartarse que sea desestimada. Pero es improbable que la CIJ vaya a
rechazar una solicitud para paralizar el otorgamiento de nuevas concesiones petroleras
o mineras, o una solicitud que obligue a Guyana a abstenerse de realizar
cualquier acto que pueda perjudicar los eventuales derechos de Venezuela en
dicha zona. Como quiera que sea, incluso en la peor de las hipótesis, Venezuela
tendría la oportunidad de poner de relieve la importancia de lo que está en
juego en este caso. Además, hay que hacer notar que una solicitud de medidas
provisionales no prejuzga sobre el objeto de la controversia que, en este caso,
según lo decidido por la CIJ, es la determinación de la nulidad o validez del
laudo de París. Eso seguirá adelante.
Si esta situación no es atendida oportunamente, ella puede agravarse,
dando lugar a la repetición de incidentes que podrían conducir a un conflicto
mayor, que amenace la paz de la región. Es cierto que el mantenimiento de la
paz internacional es responsabilidad primordial (no exclusiva) del Consejo de
Seguridad y no de la CIJ; pero, en casos que están pendientes ante la Corte,
ésta tiene el deber de velar por que la situación no se deteriore, y no se
convierta en una amenaza a la paz. En Derecho, la forma de lograrlo es mediante
la adopción de medidas provisionales.
Por supuesto, pedir medidas provisionales supone que Venezuela
comparezca en el procedimiento ante un Tribunal cuya competencia hasta ahora ha
desconocido. Pero ya es hora de asumir las consecuencias prácticas de la
sentencia del 18 de diciembre pasado, en que la Corte decidió que es competente
para conocer de la demanda intentada por Guyana, pidiendo se declare la validez
del laudo de París. Dejemos de satanizar una sentencia que -aparentemente- nos
ha sido adversa, y hagamos pleno uso de los recursos que derivan de dicha
decisión. Si, como es razonable que ocurra, finalmente Venezuela va a
comparecer ante la Corte, no hay ninguna razón para diferir una solicitud de
medidas provisionales, o para negarse a defender apropiadamente los derechos e
intereses de Venezuela. Por el momento, ¡que la Exxon vaya tomando nota de los
pasos que podría dar un gobierno diligente, y de las consecuencias que eso
tendría para sus inversiones!
- El autor es jurisconsulto
Publicado 5 days ago por Rodolfo Schmidt
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