“3 EN 1" , LUBRICANTE CON ¿FUTURO ?

EL COLAPSO DEL INTERINATO Y EL FUTURO DE LA OPOSICIÓN - Manuel Malaver CHAVISMO APRUEBA PROYECTO DE LEY QUE CRIMINALIZA A LAS ONG ORTEGA, SOCIO DE MADURO YA  DISOLVIÓ MÁS DE 3.000 ONG EN NICARAGUA   - DW Manuel Malaver – Especial para EdC - Si no fuera por las multitudes de docentes que desde el lunes 9 de enero pasado tomaron las calles de Venezuela para protestar contra el salario de bambre que la dictadura de Maduro les ha fijado en 30 dólares mensuales, podría establecerse que la entronización del sistema socialista en el país sigue sin mayores perturbaciones y que dentro de poco seremos una segunda Cuba aunque con v´´iaas de escape que incluyen la frontera terrestre y los vuelos aéreos. Pero hay también focos de enfrentamientos y revueltas en la llamada “Zona de Hierro,” que tienen como centro a la ciudad de Puerto Ordaz o Ciudad Guayana, donde los obreros de las otroras prósperas empresas del hierro, el aluminio y la bauxita han tomado sus lugares de trabajo como punto...

MADURO SE DEVORA A LA PACHAMAMA


Ilustración : Raul Azuaje

- DEFORESTACIÓN DE LA AMAZONÍA, UNA EPIDEMIA AMBIENTAL 

¡PARAR EL EXPOLIO DEL ESEQUIBO! - Héctor Faúndez

FARC y ELN DESTRUYEN  SELVAS DEL ARCO MINERO

EL "ARCO"  ES LA CAJA CHICA DE MADURO

 

LA AMAZONÍA SUFRE EN SILENCIO

- Lejos del foco mundial que ocupó la Amazonía con los incendios registrados en 2019, el año 2020 fue mucho más dramático con un aumento del 17 % sobre el ejercicio anterior, causado sobre todo por incendios forestales mucho más graves.

- El más fragil ecosistema está siendo devastado por la acción bárbara de una minería depredadora y criminal en el "arco minero del Orinoco". El daño de muerte causado sobre rios, quebradas, manantiales, bosques, habitat, paisajes naturales, es irreversible.

- Una investigación realizada por SOS Orinoco indicó que la minería e ilegal constituye actualmente la actividad económica más importante en el estado Bolívar, en torno a la cual se desarrollan otras asociadas a la provisión de bienes y servicios, muchas vinculadas al contrabando, tráfico de drogas, armas, personas, explotación laboral y sexual, entre otras, manejadas por grupos de delincuencia organizada


Rio Verde - El tepuy o tepui es una clase de meseta especialmente abrupta, con paredes verticales y cimas relativamente planas (aunque no en todos los casos) característica del escudo guayanés, principalmente en la zona de la Gran Sabana venezolana. Suele estar compuesto de cuarcitas y areniscas con algunos lechos delgados de pizarra. Igualmente es posible encontrar estas singulares formaciones en menores cantidades y tamaños en el límite con los países vecinos como Guyana y Brasil. Estas montañas son las formaciones expuestas más antiguas en el planeta; su origen data del Precámbrico. Son un complejo entre la frontera norte del río Amazonas y el Orinoco, entre la costa Atlántica y el río Negro. A lo largo del curso de la historia de la Tierra, la meseta se erosionó, y se formaron los tepuyes. Su nombre proviene de una voz del idioma indígena pemón, que significa montaña o morada de los dioses. Los tepuyes tienden a estar individualmente aislados en vez de formar parte de una cadena común. Esta característica frecuentemente los hace ser el ambiente en donde se desarrollan formas evolutivas únicas tanto animales como vegetales. Actualmente los tepuyes están protegidos por las leyes venezolanas bajo la figura de Monumentos Naturales y solo a algunos de ellos está permitido el ascenso. Sobre las cimas de estos tepuyes nacen ríos y gigantescas cataratas, siendo la más conocida el Salto Ángel, la cascada más alta del mundo. El escritor escocés Arthur Conan Doyle imaginó en su novela “El mundo perdido” en el que sus cimas eran el hábitat de enormes dinosaurios. 


El grupo de investigación “SOS Orinoco” continúa haciendo conciencia sobre las consecuencias devastadoras que tiene la minería ilegal en el medio ambiente y en la sociedad. En esta ocasión filmaron un documental sobre el Arco Minero del Orinoco, para visibilizar el desastre humano y ecológico que dicen se está desarrollando en Venezuela.

Foto Luis Velutini - Marijul Narváez

El verdadero “mundo perdido”: las tierras altas de Guayana

Islas en el tiempo, separadas de las tierras bajas circundantes desde hace decenas de millones de años, erigidas sobre muros de entre 1.000 y 2.900 metros de altura.

Las cimas de los tepuyes fueron alguna vez la superficie de una gran planicie que, por la acción erosiva del clima y de la geología durante miles de millones de años, fue hundiéndose progresivamente. Se trata de uno de los lugares más antiguos de la tierra, con dos mil millones de años de antigüedad: datan del periodo precámbrico. Bajo esas fantásticas mesetas super abruptas llamadas tepuyes, se pueden observar impresionantes formaciones geológicas típicas del escudo guayanés, que resguardan fauna y flora única.

En total hay unos 60 tepuyes que abarcan varios países latinoamericanos, lo que dificulta su gestión y conservación, su belleza y su singularidad han servido de inspiración tanto a la literatura como al cine. Arthur Conan Doyle ambientó su novela El mundo perdido en este lugar y uno de los tepuyes era la meta que debía alcanzar el protagonista de la película de Pixar Up. Este Gran Paraíso, no deja de inspirar. El complejo y exuberante mundo que ideó James Cameron para Avatar requirió el arte del venezolano Luis Pagés, director de efectos visuales, quien se inspiró en El Salto Ángel, con sus 979 metros de altura, en el Parque Nacional Canaima, para crear las cascadas de la película. Así que Venezuela y sus impresionantes tepuyes fueron admirados por millones de espectadores en todo el mundo y Luis Pagés recogió uno de los tres Oscar que la película ganó en 2010: Mejores Efectos Visuales.

Pero toda su belleza es superficial en comparación con el valor ecológico que tiene para los científicos, un gigantesco laboratorio natural donde, debido a su difícil accesibilidad, las comunidades naturales han evolucionado de forma aislada, albergan una riqueza florística incalculable: 90% de los tepuyes no han sido escalados, algunos han sido visitados mediante avión, globo o helicóptero, pero se puede decir que, en su conjunto, permanecen tan inexplorados, sabemos mucho más de los planetas y satélites de nuestro sistema que sobre los tepuyes.

En este sentido, muchas especies de plantas y animales que habitan en los tepuyes aún no han sido clasificadas; se estima que muchas de estas no han sido descubiertas.

En 1956, la Universidad Central de Venezuela realizó una expedición multidisciplinaria al Auyantepui, encabezada por Willy Ossott, vicerrector de la UCV, y por Diego Texera, director de la Escuela de Biología. En esta expedición se colectaron 2.822 insectos, incluía 816 lepidópteros (552 polillas y 264 mariposas) pertenecientes a diversas familias, aves, mamíferos, anfibios, y reptiles han sido descritos por distintas expediciones científica, lo que da cuenta del valor biológico de las tierras altas de Guayana.

En 2010, un equipo de investigadores descubrió la presencia de 13 plantas invasoras en la cima del Roraima. Esas plantas no pertenecían ni al Roraima, ni a ningún otro Tepuy y dos de ellas son especialmente agresivas, las gramíneas Polypogonelongatus y Poa annua. En aquel momento no se le dio mucha importancia, pero en una visita posterior los investigadores han comprobado mediante un estudio profundo y detallado que esas plantas ya se han extendido por varios puntos de la cima del Tepui, las amenazas crecen con la minería presente en las áreas circundantes y el turismo sin control.

Los tepuyes, estos silenciosos testigos del paso de incontables eras geológicas, permanecen allí como mudos monumentos a la evolución, la selección natural y el misterio del remoto pasado de la Tierra, esperando, simplemente, que el hombre se atreva a descubrirlos. El verdadero “mundo perdido” aguarda allí para brindar sus secretos a la ciencia y a la humanidad, sin embargo, para saber con exactitud que se está protegiendo, debemos hacer mayores esfuerzos para conocer y estudiar sus especies y sus intrincadas interacciones, porque conocer es proteger les invitamos a explorar las maravillas de las tierras altas de Guayana. - El Nacional

El régimen sobrevive … saqueando

El Arco Minero del Orinoco representa una política esencial para mantener en el poder al régimen de Nicolás Maduro, pues les ha permitido sobrevivir mediante el saqueo del patrimonio de la nación a través de una estructura conformada por delincuencia organizada que es gestionada por la cúpula militar venezolana. Así lo concluyó una investigación realizada por SOS Orinoco.

“El sector minero informal e ilegal constituye actualmente la actividad económica más importante en el estado Bolívar, en torno a la cual se desarrollan otras asociadas a la provisión de bienes y servicios, muchas vinculadas al contrabando, tráfico de drogas, armas, personas, explotación laboral y sexual, entre otras, manejadas por grupos de delincuencia organizada”, indicó el informe que abarca estudios en el Arco Minero desde 2016 a febrero de 2021.

El estudio explicó que la minería en el país se encuentra estructurada en varias fases: en un principio, colectivos de mineros informales hacen la primera oleada de extracción de oro con mercurio y métodos gravimétricos; luego, grupos armados irregulares e ilegales son contratados para capturar eficientemente gran parte de esa producción y conducirla a sus propias manos. Por último, la estrategia es establecer numerosas plantas industriales de cianuración (actualmente son al menos 13) absolutamente controladas por agentes del Estado.

“La actividad minera tiene un nuevo actor fundamental: la guerrilla colombiana, que opera bajo acuerdos con el sector político-militar”, indicó el informe.

Los expertos explicaron que ante la caída de los ingresos petroleros y el colapso de la industria petrolera, el régimen de Maduro recurrió a la minería, especialmente la de oro, por su rentabilidad, facilidad, baja inversión relativa, inmediatez de la comerciabilidad y poca trazabilidad.

¡PARAR EL EXPOLIO DEL ESEQUIBO!


Héctor Faúndez – El Nacional:-  Desde que el gobierno de Chávez no impidió -o no condicionó- la realización de proyectos de infraestructura en el Esequibo, y particularmente desde abril de 2013, cuando Maduro guardo silencio frente a las concesiones petroleras que Guyana comenzaba a otorgar en la zona en reclamación, ha habido un saqueo incesante de los recursos madereros, minerales y petroleros de esa zona, realizado con la complicidad de grandes corporaciones transnacionales, de China y otros.

Esta circunstancia se ve agravada por las concesiones otorgadas en la plataforma continental y en la zona marítima, que son una proyección del espacio terrestre en reclamación, y sobre los que, mientras no haya un pronunciamiento sobre la nulidad o validez del laudo de París, Guyana no puede ejercer derechos soberanos. Además, la emisión de gases contaminantes, derivados de la explotación sin control de los nuevos campos petroleros y de la actividad minera, ha incrementado la deforestación de los bosques nativos. Si, finalmente (dentro de unos cuatro o cinco años), la Corte Internacional de Justicia determinara que el laudo es nulo y que, como “cuestión conexa”, ese territorio pertenece a Venezuela, ya se habría producido un daño significativo, no sólo en términos patrimoniales sino también ecológicos, que habría hecho del Esequibo una tierra arrasada, y que haría que la sentencia que dictara la Corte perdiera muchos de sus efectos. Sobra decir que la persistencia de esta situación puede generar daños irreparables para el medio ambiente, la propiedad y la calidad de vida de las personas que residen en los sitios aledaños. Hay que impedir que esto continúe ocurriendo, y hay que hacerlo ya. Paradójicamente, quienes son responsables de que esto pasara, son también quienes pueden detenerlo. Si, de parte del gobierno de Venezuela, existe interés en actuar, eso es otra cuestión.

Las medidas provisionales -o cautelares- son una herramienta de uso frecuente en el Derecho interno de los Estados, y están previstas en el Estatuto y en el Reglamento de la Corte Internacional de Justicia. Según estos instrumentos jurídicos, cualquiera de las partes en un procedimiento en curso ante la CIJ puede, en cualquier momento, solicitar se dicten medidas provisionales para resguardar sus derechos en relación con el caso que está siendo objeto de examen. En espera de que la Corte se reúna y decida sobre esa solicitud de medidas provisionales, la presidente de la Corte podría pedir a las partes que se comporten de una manera que no impida que la resolución que luego pueda adoptar el Tribunal cumpla su propósito, y tenga un efecto útil. ¡Venezuela puede -y debe- pedir medidas provisionales a la CIJ!

En el presente caso, a fin de asegurar los derechos de las partes mientras no haya una sentencia definitiva, Venezuela debería solicitar a la CIJ:

1) que Guyana cese de otorgar nuevas concesiones para la exploración o explotación petrolera, minera, forestal o de cualquier otra naturaleza, en la zona en disputa;

2) que se disponga la paralización de todas las actividades de exploración o explotación de la riqueza petrolera, minera, forestal o de otra naturaleza, en la zona que es objeto de controversia, incluyendo la plataforma continental y el mar territorial adyacente a la misma;

3) respecto de las utilidades obtenidas de la explotación de los recursos naturales del Esequibo, que se disponga que ellas sean depositadas en un fondo fiduciario, a ser entregado a la parte que resulte ganadora en esta controversia judicial;

4) que se disponga que Guyana debe abstenerse de realizar cualquier acto que pueda perjudicar los derechos de Venezuela en el territorio en disputa;

5) que se ordene a Guyana abstenerse de realizar cualquier acto que pueda restar eficacia a la sentencia que la Corte pueda dictar en relación con los méritos de este caso; y

 6) que la Corte ordene a Guyana informar a la CIJ, cada seis meses o periódicamente, de las medidas adoptadas para dar cumplimiento a lo acordado por ella en su resolución sobre medidas provisionales.

En otros procedimientos internacionales, a partir de una apariencia de buen derecho y de la necesidad de evitar un daño grave, quien solicita medidas preliminares está exonerado de aportar plena prueba de lo que alega, y el tribunal puede otorgar dichas medidas, incluso sin oír a la parte contraria. Ese no es el caso en un procedimiento de este tipo ante la Corte Internacional de Justicia, que fijará una audiencia para oír los argumentos de las partes. Por ende, habrá que presentar pruebas de los presuntos daños y, eventualmente, de su carácter irreparable. Algunos de esos daños, por ser un hecho público y notorio, derivado de las concesiones petroleras otorgadas por Guyana en la zona en disputa, no requieren prueba adicional; otros (como los daños ambientales, o el menoscabo a los derechos de las partes), pueden presumirse de la naturaleza de la actividad realizada; en fin, otros, tendrán que probarse. Pero éste no es motivo para desistir de reclamar lo que a Venezuela en justicia le corresponde.

Si la solicitud de medidas provisionales no está bien fundamentada, no puede descartarse que sea desestimada. Pero es improbable que la CIJ vaya a rechazar una solicitud para paralizar el otorgamiento de nuevas concesiones petroleras o mineras, o una solicitud que obligue a Guyana a abstenerse de realizar cualquier acto que pueda perjudicar los eventuales derechos de Venezuela en dicha zona. Como quiera que sea, incluso en la peor de las hipótesis, Venezuela tendría la oportunidad de poner de relieve la importancia de lo que está en juego en este caso. Además, hay que hacer notar que una solicitud de medidas provisionales no prejuzga sobre el objeto de la controversia que, en este caso, según lo decidido por la CIJ, es la determinación de la nulidad o validez del laudo de París. Eso seguirá adelante.

Si esta situación no es atendida oportunamente, ella puede agravarse, dando lugar a la repetición de incidentes que podrían conducir a un conflicto mayor, que amenace la paz de la región. Es cierto que el mantenimiento de la paz internacional es responsabilidad primordial (no exclusiva) del Consejo de Seguridad y no de la CIJ; pero, en casos que están pendientes ante la Corte, ésta tiene el deber de velar por que la situación no se deteriore, y no se convierta en una amenaza a la paz. En Derecho, la forma de lograrlo es mediante la adopción de medidas provisionales.

Por supuesto, pedir medidas provisionales supone que Venezuela comparezca en el procedimiento ante un Tribunal cuya competencia hasta ahora ha desconocido. Pero ya es hora de asumir las consecuencias prácticas de la sentencia del 18 de diciembre pasado, en que la Corte decidió que es competente para conocer de la demanda intentada por Guyana, pidiendo se declare la validez del laudo de París. Dejemos de satanizar una sentencia que -aparentemente- nos ha sido adversa, y hagamos pleno uso de los recursos que derivan de dicha decisión. Si, como es razonable que ocurra, finalmente Venezuela va a comparecer ante la Corte, no hay ninguna razón para diferir una solicitud de medidas provisionales, o para negarse a defender apropiadamente los derechos e intereses de Venezuela. Por el momento, ¡que la Exxon vaya tomando nota de los pasos que podría dar un gobierno diligente, y de las consecuencias que eso tendría para sus inversiones! 

- El autor es jurisconsulto


Publicado 5 days ago por Rodolfo Schmidt

 

 


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