POR LOS PRECIOS BAILAN ESTOS MONOS
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► MADURO
DESCUENTA EL CRUDO MEREY EN
ASIA EN HASTA US$ 45 MENOS QUE EL BRENT ($ 55,- p/b)
► ANTES
DE LA GUERRA, EL DESCUENTO ERA LA MITAD DE LO QUE ES AHORA,
► “LA RELACIÓN ECONÓMICA QUE HA EXISTIDO DURANTE
ALGÚN TIEMPO ENTRE RUSIA Y VENEZUELA SE ESTÁ DESHILACHANDO”.
► LOS
INGRESOS PETROLEROS DE RUSIA AUMENTARON. PERO IRÁN Y VENEZUELA PADECEN
DEMASIADOS EFECTOS ECONÓMICOS NEGATIVOS.
Un petrolero anclado en Venezuela en 2021.Foto - Adriana Loureiro Fernandez para The New York Times
Anatoly Kurmanaev y Farnaz Fassihi - NYTimes -A medida que Rusia se esfuerza por encontrar
nuevos compradores para su petróleo con el fin de eludir las sanciones occidentales
cada vez más severas, reduce la cuota de mercado de dos de sus aliados —Irán y
Venezuela— y desencadena una guerra de precios que podría perjudicarlos a
todos.
La competencia por las ventas a Asia ya ha obligado a
Venezuela e Irán a hacer descuentos importantes en su crudo para tratar de
conservar las pocas salidas disponibles para sus propias exportaciones sancionadas,
según analistas y comerciantes de petróleo.
Y aunque tanto Irán como Venezuela profesan públicamente
su cercanía a Rusia, los expertos prevén que si la batalla del petróleo se
intensifica, aumentarán las tensiones con el Kremlin, incluso cuando su líder,
Vladimir Putin, trabaja para apuntalar sus alianzas. El martes, su gobierno anunció
que realizaría un
inusual viaje fuera del país la próxima semana a la capital de Irán,
Teherán.
La competencia petrolera desencadenada por la invasión
rusa de Ucrania parece estar acercando un poco más a Venezuela con el mundo
occidental, después de años de una relación profundamente estancada por los
abusos electorales y de derechos humanos del líder autoritario del país.
El último
productor de petróleo estadounidense que queda en Venezuela, Chevron, ha
estado en conversaciones con el gobierno del país, según un ejecutivo petrolero
venezolano y un funcionario local.
Cualquier posible acuerdo para introducir más crudo
venezolano en los mercados mundiales ayudaría a Estados Unidos, que está cada
vez más desesperado
por reducir los precios del petróleo para limitar el daño a las
economías occidentales por la guerra y por las sanciones impuestas al petróleo
ruso. Las consecuencias económicas están reduciendo el apoyo a Ucrania en su
lucha contra su vecino más grande.
“La guerra
demuestra que los países tienen intereses, no enemigos ni amigos”, dijo
Francisco Monaldi, experto en política petrolera de la Universidad de Rice.
El repunte de los precios de la energía ha dado a los
combustibles fósiles una importancia de la que gozaron por última vez en la
década de 1970, amplificando el efecto de las políticas del Kremlin mucho más
allá de los campos de batalla, en un momento en que muchos líderes mundiales
esperaban comenzar a eliminar el petróleo para lidiar con el cambio climático.
Daniel Yergin, destacado experto en energía y autor
de The New Map: Energy, Climate, and the Clash of Nations, dijo que la
crisis energética está deshaciendo los últimos vestigios de la economía mundial
posterior a la Guerra Fría, y anuncia una nueva era de competencia entre
grandes potencias en un mundo cada vez más fragmentado.
“El petróleo y el gas natural”, dijo, “se han convertido
en el centro del resultado de esta nueva lucha”.
El resurgimiento del petróleo y el gas —y el hecho de que
gran parte del suministro mundial provenga de Rusia— ha sido el
arma más poderosa de Putin contra Occidente, dándole una influencia
geopolítica que va mucho más allá de la posición de su país como undécima
economía del mundo.
No lo parecía al principio de la guerra, cuando Estados
Unidos empezó a presionar a sus aliados para que castigaran a Rusia, lo que
llevó a la promesa de un embargo de petróleo por parte de Europa. La esperanza
era que cortar a Moscú de ese mercado ayudaría a privarle de los ingresos
necesarios para librar su guerra.
En cambio, el precio del petróleo se disparó y alcanzó
niveles que no se veían desde 2008. Los ingresos petroleros de Rusia aumentaron
y han seguido alimentando su maquinaria bélica.
Cuando Rusia empezó a perder sus mercados occidentales,
China e India aceptaron
comprar más de su petróleo, con un descuento, a pesar de las peticiones
iniciales de Estados Unidos.
Actualmente, el gobierno de Joe Biden está intentando de
nuevo maniobrar para superar a Rusia. A pesar de la frialdad de las relaciones,
el presidente Biden viaja a Arabia Saudita, el estado del Golfo Pérsico que
Occidente quiere que saque más petróleo para que bajen los precios. Y los
funcionarios estadounidenses han propuesto un plan destinado a limitar
el precio del petróleo ruso.
Por ahora, Rusia ha ganado al menos una batalla a corto
plazo con Occidente sobre los ingresos del petróleo.
Pero
podría tener un precio geopolítico si Irán y Venezuela padecen demasiados
efectos económicos negativos. Ambos países han sido durante mucho tiempo
aliados de Rusia, uno de los pocos países que les ofreció ayuda económica
cuando gran parte del mundo les dio la espalda.
Venezuela e Irán tratan las estadísticas relacionadas con
el petróleo como un secreto de Estado, por lo que es difícil saber si los
ingresos están cayendo, o si la pérdida de cuota de mercado se está compensando
con precios de referencia más altos para el crudo que se vende. Pero el volumen
de las exportaciones de Irán está disminuyendo, según un comerciante y un
analista, lo que impide que el país se beneficie de la subida de los precios de
la energía.
Los
descuentos ofrecidos por la compañía petrolera estatal de Venezuela, conocida
como PDVSA, a las refinerías chinas alcanzaron máximos históricos desde la
invasión de Ucrania, según expertos en energía y ejecutivos petroleros
venezolanos. Un barril del tipo de crudo insignia del país, conocido como
Merey, se vende actualmente en Asia por hasta 45 dólares menos que el Brent, un
crudo que se utiliza para fijar los precios mundiales del petróleo y que
actualmente cotiza a unos 100 dólares el barril.
Antes de la guerra, el descuento era aproximadamente la
mitad de lo que es ahora, según el ejecutivo petrolero venezolano que pidió el
anonimato para hablar de un tema sensible.
Peor
aún, desde el comienzo de la guerra las empresas navieras rusas han dejado de
pagar a PDVSA por el crudo que venden en su nombre en Asia, lo que privó al
país de una fuente crucial de ingresos, según el ejecutivo, que está
familiarizado con el acuerdo. El año pasado, ese esquema hizo ganar al gobierno
venezolano 1500 millones de dólares, lo que representa una cuarta parte de
todos los ingresos petroleros del Estado.
“La Rusia
sancionada está luchando por ser un aliado confiable para Venezuela”, dijo Risa
Grais-Targow, analista de América Latina en la consultora de riesgo Eurasia
Group. “La relación económica que ha existido durante algún tiempo se está
deshilachando”.
Irán enfrenta problemas similares, dijo Sara Vakhshouri, experta en petróleo de la consultora SBV Energy International, centrada en Medio Oriente.
Vakhshouri dijo que el gobierno chino ha dado prioridad a
las importaciones rusas en parte porque tiene vínculos estratégicos más
estrechos con su vecino del norte.
En los dos primeros meses del año lunar iraní, que
comenzó a finales de marzo, el país solo obtuvo el 37 por ciento de los
ingresos previstos para el periodo, según cifras del Centro Supremo de
Auditoría de Irán.
Un comerciante de petróleo iraní, que habló bajo
condición de anonimato debido a lo delicado del tema, dijo que la competencia
rusa ha reducido las exportaciones de petróleo de Irán a China en más de un
tercio de sus niveles anteriores a la guerra.
El comerciante dijo que las exportaciones de Irán a Asia
han caído a unos 700.000 barriles diarios, la mitad de los volúmenes de
exportación en los que el país basó su presupuesto anual.
“Irán se encuentra
en una gran desventaja económica y política en el entorno de la posguerra de
Ucrania”, dijo Alireza Haghighi, analista político con sede en Canadá.
Otros aliados del Kremlin han sentido los efectos del uso
ruso de la energía como medida de presión.
La semana pasada, un tribunal de Moscú ordenó
inesperadamente el cierre durante un mes de un oleoducto crucial que transporta
petróleo desde Kazajistán a través de Rusia; alegó violaciones
medioambientales. La orden judicial, revocada desde entonces, parecía ser una
advertencia al presidente de Kazajistán, Kassym-Jomart Tokayev, que se ha
distanciado de la narrativa bélica del Kremlin, al decir que no reconocería los
territorios separatistas apoyados por Rusia en Ucrania.
La acción original del tribunal envió una fuerte señal al
mercado energético y al gobierno de Kazajistán sobre el poder que ejerce Putin
sobre el suministro mundial de petróleo, y la fortuna económica de su vacilante
aliado, dijo George Voloshin, un experto con sede en París en la consultoría de
riesgos Aperio Intelligence.
A pesar de la creciente competencia económica, tanto Irán
como Venezuela han mantenido una muestra de solidaridad pública con Putin. En
frecuentes reuniones personales desde el inicio de la guerra, altos
funcionarios del Kremlin y sus homólogos iraníes y venezolanos han prometido
cerrar filas para superar las sanciones estadounidenses.
Pero, paradójicamente, la subida de los precios de la
energía puede estar acercando los intereses de Venezuela e Irán a los de
Occidente.
Ambos países desean desesperadamente vender más petróleo,
y Estados Unidos y Europa necesitan encontrar nuevas fuentes de energía para
reducir los precios internos de los combustibles.
En un hecho sorprendente, altos funcionarios
estadounidenses viajaron
a Caracas, la capital de Venezuela, dos veces desde el inicio de la guerra,
y abrieron negociaciones directas con el gobierno del presidente Nicolás
Maduro, el líder autoritario que Estados Unidos considera ilegítimo.
La Casa Blanca dijo que los viajes se centraron en
asegurar la liberación de los prisioneros estadounidenses en Caracas. Pero
personas familiarizadas con el contenido de las reuniones dijeron que durante
ambos viajes se discutió la posibilidad de reanudar las exportaciones de
petróleo venezolano a Estados Unidos. Y bajo presión europea, el gobierno de
Biden permitió el mes pasado, de forma discreta, que la compañía petrolera
italiana Eni y su par española Repsol exportaran petróleo
venezolano a Europa, lo que abrió otra grieta en la política oficial de
aislamiento de la economía de Maduro.
Al mismo tiempo, el gigante energético estadounidense
Chevron negocia un acuerdo para permitirle exportar la producción de sus campos
petroleros venezolanos a Estados Unidos por primera vez desde 2019, según el
funcionario venezolano y otra persona familiarizada con las conversaciones.
La compañía declinó hacer comentarios sobre el acuerdo
reportado, y agregó que cumple con las normas de las sanciones actuales.
Algunos funcionarios iraníes también intentan utilizar el
enfrentamiento entre Occidente y Rusia en beneficio de su país.
Las facciones políticas que apoyan un acuerdo nuclear con
Occidente argumentan que la expulsión de Rusia del mercado energético europeo
supone para Irán una oportunidad de recuperar clientes petroleros occidentales,
si los dirigentes del país llegan a un acuerdo. En efecto, tanto Irán como
Venezuela pretenden compensar lo que Rusia les está haciendo en Asia al ocupar
la cuota de mercado occidental perdida por Rusia.
“Irán conoce el sufrimiento energético que están
soportando los países de la Unión Europea, y que esto podría empeorar”, dijo
Vakhshouri, la experta en energía. “En última instancia, esto favorece a Irán”.
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