PUTIN “SE FUE A LA GUERRA, QUÉ DOLOR, QUÉ PENA…”
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" y ahora declaro que la Unión Europea es territorio de Rusia..."
► EL PLAN ‘B’ DE PUTIN CONTRA EL PLAN ‘A’ DE ZELENSKI Y BIDEN – T. L. Friedman – NYTimes
►
MOSCÚ ANUNCIÓ QUE
CENTRARÁ -SU ACCIÓN MILITAR- EN EL DONBÁS
en del este de Ucrania,
►
ZELENSKI:
RUSIA ALARDEA CON "DESTRUIR EL PLANETA ENTERO"
►
RUSIA RETROCEDE
MIENTRAS UCRANIA GOLPEA DONDE NUNCA LO HABÍA HECHO
► PUTIN: FUELLE Y MECHA “PARA 3 DÍAS”- marzo 22, 2022
ANONYMOUS HACKEÓ AL BANCO CENTRAL RUSO
• ZELENSKI
PIDE REFORMAR INSTITUCIONES INTERNACIONALES PARA
EVITAR INVASIONES Y GUERRAS FUTURAS.
•
PUTIN SIN TANQUES
NUEVOS ¿SE ACABÓ SU GUERRA? - DW
•
ANONYMOUS PUBLICA 28GB
DE DOCUMENTOS SECRETOS DEL BANCO CENTRAL
RUSO
El grupo de hackers internacional Anonymous ha publicado 28 gigabytes de documentos que, asegura, ha obtenido tras penetrar la seguridad informática del Banco Central de Rusia, junto con un vídeo en el que advierte al presidente ruso, Vladímir Putin, de que todos sus secretos serán revelados. "La filtración sobre el Banco Central de Rusia (28 gigabytes) ha sido publicada por Anonymous", señala el grupo en Twitter, donde indica que ha distribuido los documentos en varios puntos de internet y que, si los enlaces son censurados, los compartirá con otros nuevos.
• UCRANIA DENUNCIÓ EL
ATAQUE DELIBERADO CONTRA ALMACENES DE ALIMENTOS EN LUGANSK
El gobernador de la región dijo que la ofensiva en la zona se intensificó en la última semana. Las autoridades locales están enviando “todo lo necesario” para garantizar la llegada de comida a los sótanos y refugios
El plan
B de Putin contra el plan A de Zelenski y Biden
Thomas L. Friedman – NYTimes - Después de un mes confuso, ahora conocemos
las estrategias que se están llevando a cabo en Ucrania: estamos ante el plan B
de Vladimir Putin frente a los planes A de Joe Biden y Volodímir Zelenski.
Esperemos que Biden y Zelenski triunfen, porque el posible plan C de Putin es
de verdad aterrador, y ni siquiera quiero escribir cuál me temo que sería su
plan D.
No tengo ninguna fuente secreta en el Kremlin
sobre esto, solo la experiencia de haber visto a Putin operar en el Medio
Oriente durante muchos años.
En ese sentido, me parece evidente que Putin,
cuando se dio cuenta de que su plan A fracasó —su expectativa de que el
ejército ruso ingresara a Ucrania, decapitara a sus dirigentes “nazis” y luego
se limitara a esperar a que todo el país se entregara de manera pacífica en
manos de Rusia—, pasó a su plan B.
El plan B consiste en que el ejército ruso
dispare de manera deliberada contra los civiles ucranianos, los edificios de
apartamentos, los hospitales, las empresas e incluso los refugios antibombas
—todo lo cual ha ocurrido en las últimas semanas— a fin de hacer que los
ucranianos huyan de sus hogares, para provocar una crisis masiva de refugiados
dentro de Ucrania y, aún más importante, una crisis masiva de refugiados dentro
de las naciones cercanas que forman parte de la OTAN.
Sospecho que Putin piensa que si no puede
ocupar y controlar todo el territorio ucraniano por medios militares y
simplemente imponer sus condiciones de paz, la siguiente mejor opción es que
cinco o diez millones de refugiados ucranianos, sobre todo, mujeres, niños y
ancianos, vayan a Polonia, Hungría y Europa occidental, con el propósito de
crear una carga social y económica tan intensa que estas naciones de la OTAN
acaben por presionar a Zelenski para que acepte cualquier condición que Putin
exija para detener la guerra.
Quizá Putin espere que, aunque es muy
probable que este plan implique la comisión de crímenes de guerra que podrían
convertirlo a él y al Estado ruso en parias permanentes, la necesidad de
petróleo, gas y trigo rusos, así como la ayuda de Rusia para abordar cuestiones
regionales como el inminente acuerdo nuclear con Irán, obliguen pronto al mundo
a volver a hacer negocios con “el chico malo de Putin”, como ha sucedido
anteriormente.
El plan B de Putin parece estar
desarrollándose según lo previsto.
La agencia de noticias francesa Agence France-Presse informó desde Kiev el domingo: “Más de 3,3 millones de refugiados han huido de Ucrania desde que comenzó la guerra —en la crisis de refugiados que más rápido ha crecido en Europa desde la Segunda Guerra Mundial—, la gran mayoría de ellos mujeres y niños, según la ONU. Se cree que otros 6,5 millones están desplazados dentro del país”.
Los "desplazados" como arma de guerra de PutinEl reportaje agrega: “En una actualización de inteligencia a última hora del sábado, el Ministerio de Defensa británico dijo que Ucrania seguía defendiendo con eficacia su espacio aéreo, lo que obligaba a Rusia a depender de las armas lanzadas desde su propio espacio aéreo. Afirmó que Rusia se había visto obligada a ‘cambiar su estrategia operativa y ahora había pasado a una estrategia de desgaste.
Es probable que esto implique el uso
indiscriminado de artillería, lo que provocará un aumento de las víctimas
civiles y la destrucción de la infraestructura ucraniana, e intensificará la
crisis humanitaria’”.
Sin embargo, el plan B de Putin se contrapone
a los planes de Biden y Zelenski.
El plan A de Zelenski, que sospecho que está
resultando incluso mejor de lo que él esperaba, es luchar contra el ejército
ruso hasta lograr un empate sobre el terreno, quebrar su voluntad y obligar a
Putin a aceptar los términos del acuerdo de paz de Ucrania, con la posibilidad
mínima de que el líder del Kremlin no salga tan mal parado. A pesar del
terrible derramamiento de sangre y de los bombardeos de las fuerzas rusas, Zelenski,
sabiamente, sigue manteniendo la mira en una solución diplomática y no deja de
presionar para que se entablen negociaciones con Putin, mientras reúne a sus
fuerzas y a su pueblo.
The New York Times informó el domingo que
“la guerra en Ucrania se estancó después de más de tres semanas de lucha, en la
que Rusia solo logró avances marginales y atacó cada vez más a los civiles,
según analistas y funcionarios estadounidenses.
‘Las fuerzas ucranianas han derrotado la
campaña inicial rusa de esta guerra’, afirmó en un análisis el Instituto para
el Estudio de la Guerra, un centro de investigación con sede en Washington. Los
rusos no tienen ni los efectivos ni el equipo para tomar Kiev, la capital, ni
otras ciudades importantes como Járkov y Odesa, concluyó el estudio”.
El plan A de Biden, del que advirtió de manera
explícita a Putin antes
de que comenzara la guerra en un esfuerzo por disuadirlo, consistía en imponer
a Rusia sanciones económicas como nunca antes las había impuesto Occidente, con
el objetivo de paralizar la economía rusa. La estrategia de Biden -que también
incluía el envío de armas a los ucranianos para presionar a Rusia en el plano
militar- está logrando justo ese objetivo.
Está teniendo éxito, tal vez más de lo que
Biden esperaba, porque se amplió con la suspensión de las operaciones de
cientos de empresas extranjeras que operan en Rusia, ya sea de forma voluntaria
o bajo la presión de sus empleados.
Las fábricas rusas se están viendo obligadas
a cerrar porque no pueden obtener los microchips y otras materias primas que
necesitan de Occidente; los viajes aéreos a Rusia y sus alrededores se están
reduciendo porque muchos de sus aviones comerciales eran en realidad propiedad
de empresas de arrendamiento irlandesas y ni Airbus ni Boeing darán
servicio a
las aeronaves propiedad de Rusia. Mientras tanto, miles de rusos
jóvenes que
trabajan en el sector tecnológico están manifestando su rechazo a la guerra con
sus pies, y simplemente abandonan el país, todo esto después de que solo ha
pasado un mes desde que Putin comenzó esta guerra mal concebida.
“Más de la mitad de los bienes y servicios
que ingresan a Rusia provienen de 46 o más países que han impuesto sanciones o
restricciones comerciales, con Estados Unidos y la Unión Europea a la
cabeza”, informó The Washington
Post, citando a la firma de investigación económica Castellum.ai.
El artículo del Post agregó: “En un discurso televisado que
apareció el jueves, un desafiante presidente Vladimir Putin pareció reconocer
los desafíos del país. Dijo que las sanciones generalizadas obligarían a
realizar arduos “cambios estructurales profundos en nuestra economía”, pero
prometió que Rusia superaría “los intentos de organizar una guerra relámpago
económica”.
The Post añade: “‘Es difícil para nosotros en
este momento’, dijo Putin. ‘Las compañías financieras rusas, las grandes
empresas, las pequeñas y medianas empresas se enfrentan a una presión sin
precedentes’”.
Así que la pregunta del momento es: ¿la
presión sobre los países de la OTAN de todos los refugiados que la maquinaria
de guerra de Putin está creando —más y más cada día— será mayor que la presión
—más y más cada día— que se está creando sobre su estancado ejército en Ucrania
y sobre su economía en casa?
La respuesta a esta pregunta deberá
determinar cuándo y cómo termina esta guerra, ya sea con un claro ganador y
perdedor o, quizá con mayor probabilidad, con algún tipo de concesión turbia a
favor o en contra de Putin.
Digo “quizá” porque es probable que Putin
sienta que no puede tolerar ningún tipo de empate o concesión turbia.
Tal vez sienta que todo lo que no sea una victoria total es una humillación que socavaría su control autoritario del poder. En ese caso, podría optar por un plan C, que, supongo, implicaría ataques aéreos o con misiles a las líneas de suministro militar ucranianas a lo largo de la frontera con Polonia.
Polonia es miembro de la OTAN y cualquier
ataque a su territorio requeriría que todos los demás miembros de la OTAN
acudieran en defensa de Polonia.
Putin puede creer que si es capaz de forzar
esa situación y algunos miembros de la OTAN se niegan a defender a Polonia, la
OTAN podría fracturarse. Sin duda, esto desencadenaría acalorados debates
dentro de todos los países de la OTAN -en especial en Estados Unidos- sobre la
posibilidad de involucrarse directamente en una posible Tercera Guerra
Mundial con
Rusia. Pase lo que pase en Ucrania, si Putin lograra fracturar a la OTAN, eso
sería un logro que podría enmascarar todas sus otras pérdidas.
Si los planes A, B y C de Putin fracasan, me
temo que se convertiría en un animal acorralado y podría optar por el plan D:
lanzar armas químicas o la primera bomba nuclear desde Nagasaki.
Es una frase difícil de escribir y aún peor
de contemplar. Pero ignorar esta posibilidad sería extremadamente ingenuo.
Thomas L. Friedman es columnista de Opinión
sobre temas internacionales. Se incorporó al periódico en 1981 y ha ganado tres
premios Pulitzer. Es autor de siete libros, incluido From Beirut to
Jerusalem, que ganó el National Book Award.
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