¿DÓNDE ESTÁ EL MEÑIQUE DE SANTRICH?
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Meñiques de reemplazo de la doctora Fukushima
- “LA CONSTRUCCIÓN DE UNA FICCIÓN ES LA BASE DE TODA
UTOPÍA”
Ana Teresa Torres
- EVIDENCIAS
DE LA “MUERTE” DE SANTRICH SON COMO LA PARTIDA DE NACIMIENTO DE NICOLÁS MADURO.
- IVÁN SIMONOVIS: SANTRICH, “TRANQUILAZO” EN “EL 23”
Jesús Santrich con apartamento en el 23 de Enero, (en el circulo azul) con vista a Miraflores, custodiado por La Piedrita del narco-delincuente Valentín Santana, al que Hugo Chávez tuvo miedo de ir a buscar, como había anunciado
Una visita a la doctora Fukushima en Japón, especialista en prótesis ortopédicas,.... como reemplazos de meñiques cercenados en rituales yakuzas....
En busca del meñique perdido
Javier Díaz Aguilera – El Nacional - En medio de las
tantas versiones que se han escuchado sobre la “desaparición” del tan buscado
insurgente colombiano de la Segunda Marquetalia, uno le da vueltas y vueltas a
la cabeza para tratar de encontrar, si no la verdad absoluta –que en estos
casos es casi imposible–, al menos algún indicio que le dé fuerza y basamento a
cierta especulación. Pensando un poco en el personaje de ficción de Sir Arthur
Conan Doyle (Sherlock Holmes), fácil sería suponer que la clave de todo este
enredo está en el paradero de ese bendito dedo meñique que, según, le habrían
sustraído a alias Jesús Santrich el día que fue ultimado. Lo de si fue el
meñique de la mano derecha o izquierda, eso la verdad no debe trasnocharnos.
La versión de los más
afectados
Aquí lo realmente
interesante sería constatar si, por ejemplo, un grupo élite del ejército
colombiano o de paisanos mercenarios cazafortunas habrían incursionado en
territorio venezolano en la tarde-noche del lunes 17 de mayo. En ese caso, la
pelota o, mejor dicho, el dedo meñique, estaría del lado colombiano. Y es que,
mercenarios aparte, la casi inmediata y precipitada versión de las disidencias
de las FARC-EP, esas de Iván Márquez, Romaña, el Paisa y del presunto difunto,
nos hablan de una misión cumplida y del retorno de los verdugos a suelo
colombiano en un dizque helicóptero de color amarillo intenso, como para dejar
claro lo colorido y veraz de la historia.
Es así como los
principales afectados a causa de la importante baja ya hablaron, y dieron su
versión de los hechos ante el silencio ¿cómplice u obligado?, de los socios de
Miraflores. Uno se puede imaginar la sensación de impotencia que debe sentir
Nicolás Maduro al no poder denunciar ni insultar a su archienemigo Iván Duque,
si entendemos que cualquier reconocimiento de las tantas versiones manejadas
comprometería lo poco de credibilidad que le resta al régimen, pues se
constataría lo que todo el planeta Tierra conoce: que los miembros de las
disidencias de las FARC y de la guerrilla del ELN han contado siempre con
refugio permanente y seguro en territorio venezolano.
Otros dicen por ahí
que uno de los regañados la noche siguiente a los eventos en el campamento de
Jesús Santrich, fue el propio jefe del Comando Estratégico Operacional de la
Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB), general Remigio Ceballos, quien
retuiteó un mensaje con la hipótesis según la cual habrían sido funcionarios de
la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos los autores del
linchamiento, pero, eso sí, en Colombia, y que posteriormente se las habrían
ingeniado para trasladar el cuerpo a Venezuela. Una versión que, luego de la
amonestación, fue inmediatamente borrada de la cuenta respectiva por su
graciosa inconsistencia, pero que en otras circunstancias hubiese servido con
gusto a los propósitos propagandísticos y comunicacionales del régimen.
¿Complicidad del
régimen de Maduro?
Hay quienes no dan
crédito a los escenarios arriba mencionados. Hablamos de opiniones que
convendrían más bien en la posibilidad de que el propio régimen de Nicolás
Maduro, aunque nunca lo reconozca, directa o indirectamente cooperó con el
Décimo Frente de las disidencias de las FARC, de alias Jerónimo y alias Gentil
Duarte –enemigos a muerte de la Segunda Marquetalia–, como pieza de canje de
una negociación para la eventual liberación de los ocho militares secuestrados
por ellos.
Aunque cueste mucho
contemplar algún tipo de traición de factores del régimen a sus aliados de la
Segunda Marquetalia, las declaraciones del miércoles en la tarde por parte del
ministro de Defensa venezolano, Vladimir Padrino López, en las que señaló que
el país aguardaba “con fervor” por la liberación de “los combatientes secuestrados”,
sumarían puntos a favor de esta hipótesis, sobre todo si se registra
próximamente tal aspiración.
Dentro del anterior
escenario de traición, se cree también muy factible que la muerte de Santrich
haya sido parte de ese enfrentamiento entre las bandas disidentes de las
FARC-EP, por el control de los canales fronterizos del negocio del
narcotráfico. En este caso, las coordenadas del difunto habrían sido
facilitadas por factores del régimen ¿a cambio de los rehenes?
El silencio de Duque
y Maduro
En todo caso,
mientras persiste el misterio y la incertidumbre en torno a la “defunción”
de Santrich, los dos máximos voceros, tanto del régimen como de Colombia,
siguen inmersos en un juego de conveniente silencio, a la espera tal vez de un
error de la contraparte. El ministro de Defensa, Vladimir Padrino López,
pareciera saber algo, esperando con fervor la liberación de los desafortunados
ocho soldados venezolanos. Por otra parte, su homólogo colombiano, Diego
Molano, solo ha dejado escapar que, según informaciones de inteligencia de su
gobierno: “En presuntos enfrentamientos ocurridos (…) en Venezuela habrían
muerto alias Santrich y otros delincuentes”. Información que, según terminó
señalando, estaría por verificarse y que, de ser así, constituiría una prueba
más de que en Venezuela se le da refugio a los narcocriminales.
Coincidencia o no,
otro elemento que suma a la suspicacia y al análisis, es el hecho de que la
presunta muerte del líder narcoguerrillero haya ocurrido justamente tres días
después de que la Corte Suprema de Justicia de Colombia emitiera una sentencia
favorable a su extradición, solicitada por el gobierno de Estados Unidos, para
comparecer en un juicio por delitos de narcotráfico ante la Corte del Distrito
Sur de Nueva York.
Es muy probable que
ni Iván Duque ni Nicolás Maduro se pronuncien categóricamente sobre los
acontecimientos del lunes 17 de mayo. De los dos, el inquilino de Miraflores
parecería ser el más comprometido.
Pero lo cierto es que
hoy día, conociendo la naturaleza inescrupulosa del régimen venezolano, sería
mucho más factible encontrar un dedo meñique en Colombia que el cuerpo casi
entero de un difunto en Venezuela.
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