Y ENTONCES, BIDEN SE TRAGÓ AL SAPO MADURO
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El caso "Venezuela": Tragando sapos y culebras
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QUIEREN DORMIR CON EL ENEMIGO – Manuel Malaver
► GUAIDÓ «EL MANDATO ES CLARO, ES HASTA
UNA ELECCIÓN LIBRE Y JUSTA»
► MADURO – SIN MOSTRAR SU PROPIA PARTIDA DE NACIMIENTO ¿SECRETA?- INSULTA AL
CANTANTE NACHO
La Casa Blanca se “traga el
sapo” de Maduro
Además, sostiene que
debe surgir de una negociación entre el régimen de Nicolás Maduro y la
Plataforma Unitaria en Ciudad de México, con la facilitación del reino de
Noruega.
Para lograr esta
solución, Washington ha establecido un canal de comunicación directo con
Miraflores.
De acuerdo con varios
dirigentes de la Plataforma Unitaria, el embajador de Estados Unidos para
Venezuela con sede en Bogotá dijo en el reciente encuentro de los partidos de
la oposición en Panamá que “no necesitan de la oposición para hablar
directamente con Maduro”.
En junio de 2021, el
director senior del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca para el
hemisferio occidental, Juan González, señaló en una entrevista con la Voz
de América sobre la negociación venezolana: “Los
dos lados van a tener que tragar sapos por el bien del país”. Además, dijo
que el diálogo “debe ser serio, concreto, irreversible y limitado por el
tiempo”.
Ha transcurrido un
año desde que Maduro se levantó de la mesa de negociación con la oposición en
México porque consideró la extradición de Alex Saab desde Cabo Verde a Florida
una violación de los principios legales internacionales y objetó el ánimo
constructivo que debe privar en toda negociación política.
Durante este tiempo,
la administración Biden se ha tragado el sapo de Superbigote, al otorgarle los
beneficios de sus sobrinos ―dos con condena firme y el otro sancionado por el
Departamento del Tesoro―. Además, le concede la modificación de la licencia de
Chevron para que opere y exporte el petróleo venezolano, así como el desmontaje
del gobierno interino a partir de enero de 2023. “Nosotros [Estados Unidos]
haremos lo que decidan ustedes [Oposición]”.
Muy diferente a lo
que decía la administración estadounidense el año pasado, cuando los dirigentes
del G-4 buscaron la disolución del interinato. Sostenían que debía seguir
vigente. Hasta el punto de usar el soft power.
La Casa Blanca “se
traga el sapo” para que Maduro acepte ir a una elección presidencial “libre, justa
y competitiva”. Hasta ahora, el régimen maneja dos posibles fechas en 2023, 16
de julio y 3 de diciembre.
Enfrentar el régimen
criminal de Miraflores con un conjunto básico de principios democráticos y
cambiando la política de máxima presión empleada por la administración de
Donald Trump es equivocado.
Los criminales violan
los derechos humanos cometiendo crímenes de lesa humanidad. Saben que para
seguir “con vida” no pueden ceder el control del territorio. En el caso de
Venezuela, tiene que mantener el poder.
Cuando se dice que la
política de máxima presión no ha funcionado en Venezuela ni con el
embargo a Cuba, es cierto. La causa ha sido que solo la ha aplicado Estados
Unidos. El resto de los países, sobre todo europeos, no han acompañado de
manera firme la decisión de la administración estadounidense.
En el caso de
Venezuela, los gobiernos socialistas
europeos (España lleva la voz cantante) y el Vaticano han sido factores claves
para que el régimen criminal se salga con la suya, facilitando diálogos que
nunca han llegado a cristalizar en una solución democrática para resolver la
crisis de gobernabilidad en Venezuela.
Han sido [diálogos] instrumentos para que las
fuerzas democráticas se desgasten y el régimen gane tiempo en el poder.
El paradigma contra
el imperialismo americano del siglo XX ha pesado en naciones europeas con
gobiernos socialistas a la hora de que Estados Unidos adopta medidas para
restablecer la democracia en países gobernados por regímenes ―principalmente,
los alineados con el Foro de Sao Paulo― surgidos de unas elecciones libres,
justas y competitivas en los últimos 20 años.
La Unión Europea no
lo acompaña con la misma fuerza. Más bien, sirve de vía escapatoria para las
dictaduras.
Los grandes recursos
venezolanos producto del lavado de dinero que han generado la corrupción y las
actividades ilícitas se encuentran depositados en países europeos, entre otros.
Esa es en parte la
razón por la cual la aplicación de la máxima presión al régimen madurista no ha
conseguido doblegarlo hasta lograr una salida negociada.
No ocurre así con
Ucrania, con la cual la Unión Europea y Estados Unidos están alineados,
aplicando la máxima presión al régimen de Vladimir Putin. En este caso, los
resultados están a la vista. Nadie duda de que ha sido la vía correcta para
doblegar a Putin en sus aspiraciones de anexarse la nación gobernada por
Volodimir Zelenski. Muy diferente a lo que ocurrió en 2014, cuando se adueñó de
Crimea. Occidente se hizo la vista gorda.
Entonces, como ya
dijimos, la Casa Blanca se traga el sapo de Maduro –criminal de lesa humanidad,
según la Misión internacional independiente para la determinación de los hechos
de la ONU– para conseguir que en Venezuela haya una elección presidencial “libre,
justa y competitiva”. ¿Lo logrará?, Está por verse. Por ahora, Superbigote no ha cedido en nada. No tiene por qué.
Las elecciones de
medio período presidencial en Estados Unidos abren opciones que podrían afectar
el poder de disuasión de la administración Biden. Por ejemplo, si pierde la Cámara
de Representantes. Muy probable, según las últimas encuestas. Entonces, la
atención del gobierno demócrata tendría que dedicar más esfuerzos a los
procesos que abrirá la Cámara contra funcionarios del gobierno y el hijo de
Biden. Esto sin introducir la variable económica: una recesión mundial.
Una cosa sí es
segura, al tragarse el sapo, la Casa Blanca aferra a Maduro en el poder. Las
elecciones serán medio libres, poco justas y sin competencia.
Guaidó, ¿seguirá como presidente interino? Habla Leopoldo López
GDA
| El Tiempo | El Nacional - Tras el artículo publicado el pasado
fin de semana en el periódico Financial Times de Reino Unido
(«El gobierno interino de Venezuela enfrenta el hacha, enfrenta el fin»), el
cual habla sobre la próxima finalización de la presidencia interina de Juan
Guaidó en relación con desinterés de los partidos políticos por seguirlo
apoyando, el líder opositor Leopoldo López le
explicó a W Radio que el respaldo
a Guaidó es necesario hasta que se libren elecciones justas en Venezuela.
López explicó que el
hecho de que Guaidó sea presidente encargado no es «un capricho ni decisión
política, es un hecho constitucional; esto debido al robo de las elecciones por
parte de Nicolás Maduro», lo cual fue reconocido por la Asamblea Nacional
en 2015 así como también por 60 países.
Eso es lo que da
origen al reconocimiento del presidente de esa Asamblea como presidente
encargado.
«Está fundamentado en
el artículo 233 de la Constitución, que establece que de no haber un presidente
legítimo asume la presidencia el presidente de la Asamblea Nacional hasta que
haya unas elecciones libres», aseguró Leopoldo López.
Por su parte, como lo
menciona el artículo, Estados Unidos y la Unión Europea estarían mirando
también a Venezuela de forma comercial, por lo que propondrían reducir las
sanciones comerciales al país interesados en la energía que Venezuela le pueda
ofrecer al mundo, en particular a la Unión Europea, en donde la escases de
energía ha generado crisis.
¿Potencia energética?
El opositor responde
a estas intenciones por parte de las potencias explicando que en Venezuela no
se produce suficiente energía (petróleo) debido a la incapacidad y la
corrupción de la gestión del gobierno. Por ello, «plantear que Venezuela, relajándole las sanciones, va a aliviar el
mercado energético mundial es una ilusión». «No es cierto, no va a ocurrir, ni
en el corto ni en el mediano plazo… es un espejismo», reiteró.
López dice que la
única solución al problema es la salida de la dictadura, por lo que han
planteado elecciones libres con condiciones reguladas por las que aún están en
negociaciones.
Tras esas elecciones,
Guaidó saldría de la presidencia encargada para darle paso a quien elija
democráticamente el pueblo venezolano.
«El plan nuestro, lo
que queremos los venezolanos es que se puedan dar unas elecciones con
condiciones. Y para eso requerimos que los sectores democráticos cuenten con
estabilidad para poder llegar a ese proceso electoral», explicó.
Ante el argumento del
artículo del Financial Times y la pregunta del locutor sobre
si el experimento Guaidó fracasó, pues no llegó a tener un poder real, el
dirigente respondió: «La aspiración de cambio en el corto plazo no se ha
materializado. Eso no significa que debemos cortar amarras con herramientas que
nos permitan lograr el cambio político».
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