SANTOS: “ YO NO FUI. NO TENGO NADA QUE VER”
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► SANTOS Y SU MANIPULACIÓN TRAMPOSA DE LOS “FALSOS POSITIVOS”

Juan Manuel SANTOS pide
perdón a las víctimas ...
RTVE Noticias
El expresidente colombiano
Juan Manuel Santos reconoció que la política de premiar las bajas de
guerrilleros promovida durante el Gobierno de Álvaro Uribe incentivó las
ejecuciones extrajudiciales cometidas por miembros del Ejercito y conocidas
como "falsos positivos".
Santos, que fue ministro de
Defensa entre 2006 y 2009 en el Gobierno de Uribe, aceptó en una declaración
voluntaria ante la Comisión de la Verdad que "la presión por producir
bajas y los premios por lograrlo fueron sin duda los principales incentivos
para producir semejante degradación del conflicto". - RTVE 12 jun. 2021
Santos y su manipulación tramposa de los “falsos positivos”
Manuel
Malaver - Tuve el temple, la paciencia y la ecuanimidad para seguir
hasta el final la exposición del expresidente Juan Manuel Santos, ante la
“Comisión de la Verdad” que investiga la actuación del Ejército colombiano en
la guerra civil o conflicto que durante 50 años desgarró al hermano país y me
sorprendió que más de la mitad de su Informe o testimonio como ministro de la
Defensa del gobierno del expresidente, Álvaro Uribe, lo enfocara en el ominoso
caso de los “falsos positivos”.
Y no es que no sea importante conocer los detalles,
intríngulis y pormenores que generaron los asesinatos de un número
indeterminado de personas que creo no
alcanzaron a los 200 -y cuyos autores fueron denunciados, investigados,
acusados, juzgados y se les hizo objeto del repudio que merecían de la opinión
pública neogranadina e internacional- sino que pienso que traerlos ahora a una
suerte de reautopsia para que su horror vuelva a ser confrontado y condenado
contiene el propósito nada simulado de poner en entredicho la actuación de las
Fuerzas Armadas colombianas al final de la guerra y, sobre todo, para lanzar
contra el expresidente Uribe acusaciones que jamás expuso Santos durante los
cuatro años que estuvo en el ministerio y pudo evitar que los delitos se
cometieran y convirtieran en el lastre de una guerra contra irregulares que es
una de las pocas victoriosas en el continente.
De modo que, más que acusador de la institución, del gobierno
y del Jefe de Estado bajo cuya administración se cometieron los crímenes de los
“falsos positivos”, Santos también podría resultar acusado al menos “como
cómplice”, pues dice en el Informe (cito de memoria) “que desde que llegué al
ministerio empecé a oir rumores de que en el marco de la guerra se estaban
acometiendo ejecuciones extrajudiciales y otras atrocidades que se podían
atribuir a soldados, suboficiales y oficiales de la institución, pero no
atendí, ni participé al presidente Uribe por falta de pruebas”.
Hecho que sí ocurre tres años después, cuando la guerra
está prácticamente terminada y ganada y se habían sucedido éxitos como la
“Operación Jaque” (liberación de 15 importantes secuestrados que tenían más de
5 años en la selva martirizados por la guerrilla -entre otros Ingrid
Betancourt- y la “Operación Fénix”, donde muere el comandante de las FARC, Raúl
Reyes, en un campamento que ocupaba en la frontera con Ecuador y son
sucesivamente sacados fuera de combate otros Jefes como el “Mono Jojoy, Alonso Cano y el mismo Marulanda, que había
caído de muerte de natural.
Y justamente en aquellos días, cuando Colombia estaba
celebrando haber puesto fin a una pesadilla que había durado 50 años, aparece
el ministro de la Defensa, “mariscal” Juan Manuel Santos, dándole curso a la
denuncia del caso de “los falsos positivos”, convertido en un campeón de la
Defensa de los Derechos Humanos, y llevando a cabo una actividad febril para
redactar informes, elaborar instructivos, nombrar comisiones y reunirse con organismos
nacionales e internaciones para que “nunca más” volvieran a sucederse crímenes
como los “falsos positivos”.
Y me pregunto yo: ¿y cómo iban a sucederse si la guerra
ya estaba practicamente terminada, las FARC y otros grupos guerrilleros
derrotados y lo que cabía era prepararse para unas nuevas elecciones
presidenciales e invitar a las FARC y demás grupos a un “Acuerdo de Paz” donde
admitieran su derrota y las partes establecieran una política para castigar a
los culpables de “Crímenes de Lesa Humanidad” y los que habían sido simplemente
“guerrilleros” se incorporaran sin culpas a la vida civil?.
Pero en su “Informe” o testimonio ante la “Comisión de la
Verdad”, el “mariscal” Santos se revela ajeno a estas minucias y pasa a lanzar
una crítica o denuncia contra la concepción uribista de la guerra, a la que
juzga equivocada e inhumana y contrapone a la suya, a la santista, que define
como correcta y legal y es la responsable de que la guerra civil colombiana “se
haya humanizado”.
Dice entre otras perlas: “Que Uribe era partidario en la
guerra de la llamada “Doctrina Vietnam”, según la cual, lo más importante en
los combates eran las bajas, las bajas y más bajas. Y después podían darse las
cifras de las capturas y las desmovilizaciones”.
Dice también el “mariscal”: “Yo creo que la equivocación
fundamental de Uribe era que buscaba la derrota de las FARC total y absolutamente, cuando debían implementarse
políticas de acercamientos, de diálogos, que las obligaran a negociar, pero
debilitadas, que es lo que se ha logrado”.
Y continúa atacando a Uribe porque se negaba a reconocer
que en Colombia se sucedía “una guerra o conflicto entre el Estado y grupos de
irregulares que debían ser tratados según las Leyes y Códigos del Derecho
Internacional y prefiría hablar de una confrontación entre la democracia y
bandas de narcotraficantes que atentaban contra la Constitucionalidad,
justamente para saltarse responsabilidades legales que eran, en último término,
la causa real de los “falsos positivos”.
Por último, deja entrever que Uribe no era propenso a
recibir críticas de los hechos concretos que se sucedían en los campamentos ni
en las operaciones militares, aunque admite que él mismo nunca hizo ninguna ni
discutió con el presidente sus discrepancias en lo que podríamos llamar su
“filosofía de guerra”.
Y a este respecto, si podríamos admitir que dijo la
verdad, porque Santos solo fue funcionario en el segundo período del gobierno
de Uribe, y en lo que toca a sus relaciones anteriores con el presidente, solo
vino a conocerlo pocos meses antes de la campaña para la reeleción del 2006,
cuando fundó, junto con Oscar Iván Zoluaga, un partido o movimiento para apoyar
al candidato: “El Partido de la U”.
En otras palabras que, un recién llegado, recien venido o
arribista, absolutamente irrelevante para cualquier administración que se
propusiera tomar el toro por los cachos de una guerra que duraba ya medio siglo
y cuyos jefes se habían burlado de la buena fe del expresidente Andrés Pastrana
en las interrumpidas y fracasadas negociaciones del Caguán y se daba ya como a
las puertas del palacio de Nariño, por lo que, el nuevo gobierno necesitaba
funcionarios probados, dispuestos a darlo todo por Colombia y no de un
burócrata como Santos que había sido ministro en dos gobiernos anteriores, los
de los expresidente, Gaviria y Pastrana, sin dejar huella alguna.
“¿Cómo entonces” le preguntó la periodista, Vicky Dávila,
de la revista “Semana”, al expresidente Uribe hace tres noches en una
entrevista donde le pidió su opinión sobre “la confesión” de Santos. “¿Cómo
entonces lo nominó ministro del despacho más importante de su gobierno,
ministro de la Defensa ?·
“Yo no se” respondió el expresidente preocupado y triste,
mirando, no a la cámara ni a Vicky sino al vacío o quizá al destino que a veces
nos reserva tan malas pasadas. “Yo no se.
Mi padre decía que nosotros los Uribe éramos locos, y que debíamos
fundar un manicomio. Yo pienso ahora que lo que debemos fundar es un
bobicomio”.
Pero “manicomio” o “bobicomio”, yo le recomendaría al
expresidente Uribe que debe cuidarse de este arribista, resentido, envidioso,
rencoroso y en toda su trama ajustado a la definición de la banalidad del mal,
que ahora, engreido por que convirtió a los perdedores de la guerra en los
herederos del poder en Colombia, se colocará tras del presidente Petro para
convencerlo que debe llevar a la cárcel a Uribe, a hacerle pagar el precio de
haber derrotado a las FARC y demostrado que en un sistema democrático cuando se
cuenta con un liderazgo que no retrocede ni siquiera cometiendo el error de
darle un ministerio a mequetrefe como Santos, puede levantarse y volver al
poder.
Para esta tarea no hay que contar sino con los Juan
Manuel Santos, una síntesis de todos los traidores que nos ha dejado la
historia, pero que no se preocupa en simularlo ni enmascararlo sino en
revelarse tal como es.
Vean la comparecencia de Santos en la “Comisión de la
Verdad” para convencerse.
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