MCM, 10 AÑOS DE SÚMATE Y VENTE
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DE LAS FUERZAS DEMOCRÁTICAS
A 10 años de la fundación de “Vente Venezuela"
Manuel Malaver – Especial para
DdC- “Vente Venezuela”, la organización
política liderada por María Corina Machado, cumple hoy, martes 24, su primer
decenio.
Y lo primero que se me ocurre pensar
es cómo en un país y unos tiempos donde una inmensa extensión física y
espiritual ha sido devastada, “Vente Venezuela” nació, creció y ha ido
superando calamidad tras calamidad para ser hoy una referencia política tanto
nacional, como internacional.
Una apuesta de María Corina Machado,
sin duda decidida a imprimirle un rumbo diferente a una lucha política que
contaba 11 años de enfrentamientos con una dictadura marxista -delincuente-
que venía de la caída del “Muro de
Berlín” y del colapso de la Unión Soviética pero con lecciones muy bien
aprendidas y somatizadas y en ningún sentido ganada para reformar y renovar a
la que había sido una de las experiencias más montruosas y crueles de la
historia.
De modo que, vinos viejos en odres
nuevos, decorados, disfrazados, maquillados y edulcorados para engañar a todo
el que no entendiera que frases como “democracia protagónica y participativa”
eran engañifas para retrotraer a aquella dictadura del proletariado que se
pensaba había quedado atrás, pero no sin antes dejar demolidos en siete décadas
al menos 50 países de América,, Europa, Asia y África.
El desafío no era fácil, porque la
democracia venezolana venía desde comienzos de los 80 de saltar de
resquebrajamientos en resquebrajamientos, pidiendo a gritos reformas profundas
y sustantativas, -sobre todo en la lucha contra la inflación y de una ola de
corrupción que día a día la carcomía- y tal clima hizo propicio, no solo su
desalojo pacífico del poder, sino que sus reemplazos trabajaran con
relativo desparpajo.
Todo liderazgo político que surgiera
entonces tenía que plantearse una lucha en dos frentes: el primero era contra
la dictadura que venía en el plan de engañar y disimular; y el segundo, contra
líderes y partidos de oposición remanentes que, bien por no entender el
complejo proceso histórico y político en que se encontraba el país, o porque ya
venían contaminados de los años crepusculares de la llamada “cuarta república”,
contribuyeron a que los socialistas de Chávez avanzaran y llegaran hasta
el país destruido en que escribo estas líneas.
Afortunadamente, María Corina Machado
no venía por razones de edad de la “cuarta” y en cuanto a los partidos
opositores que se crearon en la “quinta república”
-organizaciones como “Primero Justicia” y “Causa R”-, se mantuvo al
margen y prefirió crear una organización independiente, “SUMATE”, con la que empezó a
hilar, formatear, resetear y vigilar una de las herramientas clave con las que
el neototalitarismo venía a asaltar y a mantenerse en el poder.
El manual era fácil: ya los
comunistas no arrebataban el poder fomentando guerrillas, promoviendo
golpes de Estado, o llamando a insurreecciones populares.
La estrategia consistía ahora en
convertirse, cual réprobos de una nueva fe, en creyentes de la
democracia parlamentaria, partidista y electiva, y fundar partidos
políticos que participaran en elecciones, luego de proverse de líderes
demagogos y populistas que convencieran a las masas que les dieran el voto para
establecer el socialismo electoral y pacíficamente, respetando los Derechos
Humanos y las garantías individuales establecidas en la Constitución.
El mapa de esta trayectoria la tenían
los venezolanos frente a sus ojos, pues Chávez era un militar de baja
graduación que había empezado fracasando en una intentona golpista contra el
presidente, Carlos Andrés Pérez, pasó dos años y medio en la cárcel,
luego, ya en la calle -por una aun contravertida decisión del presidente de
turno-, fundó un partido político “democrático” y “electoral” y con él
ganó las elecciones presidenciales de diciembre de 1998 para darle un
nuevo giro a la historia de Venezuela y América Latina.
Porque, no se piense que Chávez
llegó a instaurar la clásica dictadura stalinista que había caído a
comienzos de los 90 en la URSS, sino una democracia abierta, directa,
plebiscitaria, donde violaba, incluso, una Constitución que había hecho aprobar
a su “haber y entender” y empleando sin restricción los recursos del
Estado para implementar políticas populistas que dejaban la marca de que un
nuevo Mesías había nacido en Venezuela.
María Corina Machado ya estaba en
SUMATE y puede decirse que se ubicó en el escenario ideal para desmontar
las mentiras y descubrir que el socialismo estaba de vuelta y ahora, sin duda,
con una matrix y señales más peligrosas, porque se disfrazaba de demócrata
para empezar a apuñalar los valores de la democracia.
Porque, aunque hubo una reacción
valerosa y heroica del pueblo y los partidos democráticos a partir de
2002 cuando se hizo evidente que Chávez marchaba en el establecimiento de una
dictadura socialista, no quedó claro que el sistema electoral automatizado
era la otra palanca del proceso y que si no se enfrentaban uno y otro y se
derrotaban, jamás se restauraría la democracia en Venezuela.
Otra muestra del ensayo en que se
movía el chavismo como agente de un movimiento de renovación del marxismo que
había nacido en Sao Paulo a comienzos de los 90 y que se conoce como “Foro de
Sao Paulo”, lo tuvo María Corina Machado en el “Referendo Revocatorio” del
2004, donde una disposición constitucional que facultaba a los partidos para
llamar a los electores a renovarle o revocarle el mandato al presidente a mitad
del período (fecha que se vencía y debía realizarse el 15 de agosto del 2003)
fue atrasada por el CNE de la época por un año, esperando que Chávez se
recuperara en las encuestas que perdía para la fecha de la convocatoria en un
70 por ciiento e implementara una serie de políticas sociales que le
permitieron ganar el Referendo -pero para no perder la costumbre-con un
gigantesco fraude.
De modo que, ya para finales del
2004, se conocía por la política experimentada durante cuatro años, cuál era el
modelo, la doctrina, la táctica y la estrategia del gobierno que Chávez llamaba
de “Socialismo del Siglo XXI” y cómo se dirigía a perpetuarlo en el país y
extenderlo por América Latina pero sin que el liderazgo político de Venezuela y
de la región dejaran de creer que no se trataba de otra cosa que de un gobierno
de “democracia participativa y protagónica” que podía caer en las “próximas
elecciones”.
Puedo afirmar que ya a estas alturas
María Corina Machado estaba convencida que si no se convencía al pueblo para
una movilización permanente que terminara arrollando al chavismo, la vía
electoral en si misma -y sin hacer parte de esa movilización- estaba negada y
lejos de ser la herramienta para reconquistar la democracia, lo que lograría
sería liquidarla.
Experiencia aprendida y repetida el
resto de los años que pasó en SUMATE, hasta que en 2012, decidió fundar
una organización política, “Vente Venezuela”, a la que pretendió donarle
-y le donó-toda la afluencia de arranques, inspiraciones, éxitos, lecciones y
fundamentemente los deseos de continuar y no detenerse porque Venezuela y su
democracia es una responsabilidad que nos ha dejado la historia y cansarnos,
fatigarnos y derrotarnos y no resistir ni vencer, no está en nuestro
programa, en nuestro ADN.
Por lo menos, no en el de Maria Corina Machado. ¡Feliz Aniversario diezañera!.
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