TOC, TOC, … LLEGÓ GABRIEL, EL PATAGÓN
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En un triunfo histórico, Gabriel Boric se impuso a José
Antonio Kast por una ventaja de casi 12 puntos en la segunda vuelta de las
elecciones en Chile. Cuando llegue a La Moneda el próximo 11 de marzo se
convertirá -con 36 años recién cumplidos- en el presidente más joven que haya
tenido el país. Logró la victoria con el 55,86% de los sufragios, frente al
44,14% obtenido por Kast, un abogado de derecha radical. Su ambicioso plan de
gobierno refleja muchas de las demandas del estallido social que se inició en
octubre de 2019, que exigía mayor igualdad en un país dominado desde hace
décadas por el libre mercado.
Medidas como aumentar los impuestos a los más ricos y a las grandes empresas, poner fin al actual sistema de pensiones y transformar el sistema de salud, con la idea de crear un Estado de bienestar, están entre sus propuestas. Pero la transformación que se propone Boric tendrá que hacer frente a no pocos desafíos. En este video te explicamos cuáles son sus principales retos.
Gabriel
Boric, presidente electo de Chile, durante la celebración por su victoria
presidencial en Santiago, Credit...Martin Bernetti/AFP
Julie Turkewitz, Pascale Bonnefoy y John Bartlett - NYTimes :- Gabriel Boric saltó a la fama en Chile hace diez años como un estudiante de cabello largo que lideraba manifestaciones masivas por una educación pública gratuita y de calidad. Este año se postuló para la presidencia con un programa en el que exigía un trato justo para más chilenos, así como incrementar las protecciones sociales para los pobres y aplicarles mayores impuestos a los ricos.
Ahora, después
de haber ganado la presidencia —con más votos que cualquier otro
candidato en la historia— Boric está listo para supervisar lo que podría ser la
transformación más profunda de la sociedad chilena en décadas.
No solo quiere enterrar el legado de la
dictadura del general Augusto Pinochet reformando el modelo económico
conservador que el país heredó al final de su mandato en 1990. El gobierno de
Boric también supervisará las etapas finales de la redacción de una nueva
Constitución para remplazar la carta magna de la era de la dictadura que sigue
definiendo a la nación.
Además está su personalidad: elegido a los 35
años, Boric será el presidente más joven en la historia del país cuando asuma
el cargo en marzo. Nunca terminó la carrera de abogado porque las protestas se
interpusieron. Habla de manera abierta sobre su trastorno
obsesivo compulsivo TOC. (trastorno del que
también sufrieron Howard Hughes y Ludwig van Beethoven, Leonardo Di Caprio y otros
“famosos”)
Y escandalizó a la política tradicional
chilena al presentarse en su primer día como diputado en 2014 con una gabardina
beige y sin corbata.
Boric y su pareja, Irene Karamanos
Para muchos chilenos, la victoria de Boric es
la institucionalización natural del lamento generacional que ha resonado en
todo el país durante al menos una década. Es visto como la voz de una
generación que está dispuesta a romper con el pasado y que ha salido a las
calles por decenas e incluso cientos de miles para reclamar un país más
igualitario e inclusivo.
“Chile ya había cambiado antes de que Boric
fuera elegido”, dijo Fernanda Azócar, de 35 años, una votante que participó en
las protestas de 2006 y 2011 que duraron semanas. “Es solo que ahora tenemos un
presidente que puede hacer que estos cambios sean permanentes”.
Un elemento central de las afirmaciones de
los manifestantes ha sido la idea de que las promesas de los grupos gobernantes
(que postulan el principio de que el
mercado producirá prosperidad y que la prosperidad solucionará los problemas)
les han fallado. Más del 25 por ciento de la riqueza producida en el país es
propiedad del uno por ciento de la población, según datos de las Naciones Unidas. Los bajos salarios, los
altos niveles de deuda y los fondos insuficientes de los sistemas de educación
y salud pública han hecho que muchas personas sigan esperando una oportunidad.
Sobre esas protestas, y sobre la campaña
presidencial, se cierne el legado de la sangrienta dictadura de Chile. El general
Pinochet llegó al poder con un violento golpe de Estado en 1973, y sus años en
el poder estuvieron ensombrecidos por informes de corrupción y represión,
incluidas torturas y ejecuciones extrajudiciales.
Boric es hijo de la democracia chilena. Tenía
solo cuatro años cuando el general Pinochet cedió el poder y no solía mencionar
al general durante su campaña electoral. Pero, en muchos sentidos, su elección
fue un rechazo total al dictador y lo que significaba para el país.
El general Pinochet fue el artífice tanto del
modelo económico de libre mercado como de la Constitución que Boric y sus
aliados han criticado durante mucho tiempo diciendo que ha favorecido a los
ricos, y al sector privado, a expensas de todos los demás.
“Si Chile fue la cuna del neoliberalismo,
también será su tumba”, gritó Boric ante una multitud después de su victoria en
las primarias a principios de este año.
Además, el hombre que Boric venció en las
elecciones del domingo, José Antonio Kast, es hermano de un exasesor del
general Pinochet que se ha pronunciado favorablemente sobre la dictadura y
propuso duras medidas de seguridad que hicieron que muchos recordaran los días
del gobierno militar.
Manuel Antonio Garretón, sociólogo y profesor de la Universidad de Chile, calificó la confluencia de la elección de Boric con el voto nacional para reescribir la Constitución como “el segundo momento más clave” para superar la dictadura, solo detrás del plebiscito de 1988 con el que los chilenos pusieron fin al régimen de Pinochet.
Boric
en un mitin de campaña celebrado en Santiago, en noviembre - Esteban Felix/Associated Press
Boric nació en Punta Arenas, en la Patagonia,
el 11 de febrero de 1986. Tiene dos hermanos menores, y proviene de una familia
de clase media de origen croata, descendientes de inmigrantes que llegaron a
fines del siglo XIX. Su padre y su abuelo trabajaron en la industria petrolera
en la provincia de Magallanes.
Boric estudió en una escuela privada
británica local, donde el gobierno de Pinochet se debatía abiertamente, lo que
no sucedía en muchas partes de Chile.
Su hermano Simón, de 33 años, dijo en una
entrevista que aunque su familia no era ferozmente política sí se había opuesto
a Pinochet. Un tío era copropietario de una estación de radio que criticaba los
crímenes del régimen. “Más de alguna vez mi familia fue amenazada”, dijo, y
agregó que “llegaron cartas anónimas debido a las actividades de mi tío”.
Meses después de ganar su primer mandato en
el Congreso, Boric describió su temprana determinación por entender la
política. Venía de un entorno bastante protegido y su padre se ubicaba
políticamente hacia el centro. Pero el dirigente afirma que cuando era un
estudiante de secundaria en Punta Arenas comenzó a leer sobre los líderes
revolucionarios y los procesos políticos. Fue un esfuerzo solitario: no tenía
un grupo con el que pudiera hablar de política.
Entonces, cuando todavía estaba en la
secundaria, decidió que quería ser miembro de un grupo de extrema izquierda que
había apoyado la lucha armada, el Movimiento de Izquierda Revolucionaria o MIR.
Esa organización fue perseguida y reprimida durante gran parte de la dictadura.
Entonces, Boric navegó por Google y encontró el correo electrónico de una de
las pequeñas fracciones supervivientes del movimiento. Aunque escribió un
correo preguntando cómo podía contribuir a la revolución, nadie le respondió.
En Punta Arenas, Boric ayudó
a reiniciar la federación de estudiantes de secundaria de su ciudad. Luego, en
2004, se trasladó a Santiago, la capital, para estudiar derecho. Completó sus
estudios en 2009, pero reprobó una parte del examen final, según dijo su
hermano. Aunque podía volver a presentar el examen y obtener su título, pronto
se vio envuelto en el activismo estudiantil y la política, y nunca regresó a
clases.
En 2011, cuando
los manifestantes salieron a las calles para exigir una mejor
educación pública, se postuló para la presidencia de la federación de
estudiantes de la Universidad de Chile y ganó, convirtiéndose en uno de los
líderes clave del movimiento.
A partir de ese momento, se dedicó al trabajo
político y se convirtió en uno de los cuatro líderes de las protestas
estudiantiles que fueron elegidos para el Congreso en 2014.
Durante 30 años, dos coaliciones se han
alternado el poder en Chile, pero Boric no está alineado con ninguna.
Matías Meza, de 41 años, y amigo de toda la
vida del presidente electo, dijo que Boric está motivado por su comprensión del
pasado, lo que muestra su deseo de sacar al país definitivamente de la sombra
de la dictadura.
“Tiene un gran conocimiento de la historia y
es muy consciente de su posición en la sociedad y de los privilegios que ha
tenido”, dijo Meza.
Boric ganó las elecciones del domingo con el
55 por ciento de los votos, 11 puntos por delante de Kast, lo que le otorga un
fuerte respaldo popular para restructurar el país a la luz de sus promesas.
Entre otras cosas, el dirigente ha propuesto
cambiar el sistema de pensiones privado a uno público, perdonar las deudas
estudiantiles, aumentar la inversión en educación y salud pública, y la creación
de un sistema de atención que aliviaría la carga de las mujeres que realizan la
mayor parte del trabajo de cuidar a los niños, los parientes mayores y otras
personas. También ha prometido restaurar el territorio de las comunidades
indígenas y apoyar el acceso irrestricto al aborto.
Sin embargo, en el camino de la
transformación que ha prometido se interponen grandes obstáculos.
Boric enfrentará una economía afectada por la
pandemia, un Congreso dividido y las altas expectativas de los votantes: los de
la izquierda, que lo apoyaron en la primera vuelta de las elecciones
presidenciales, y los del centro, que lo apoyaron en la segunda vuelta cuando
su retórica se volvió más moderada.
“Tendrá que elegir entre ser moderado o
radical”, dijo Patricio Navia, profesor de estudios políticos en la Universidad
Diego Portales de Chile. “Independientemente de lo que elija, alienará a muchos
votantes”.
Esta elección dejó claro que la mayoría de
los chilenos exigen un cambio significativo, dijo José Miguel Vivanco, director
de la división de las Américas de Human Rights Watch (quien también es
chileno).
La pregunta es qué viene después, dijo, porque Boric “será juzgado en función de si tiene la capacidad para cumplir”.
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